Acerca de Mí

Hola, 

Antes que todo, quiero contarte que soy una persona común y corriente, movida por una inquietud espiritual muy fuerte, y que buscaba respuestas.  

Dios siempre ha estado en mi vida, pero por muchos años lo mantuve en la superficie y no me había interesado en profundizar en su Palabra. Cuando empecé a sentir el vacío, probé otros caminos, pero seguía sintiendo que me faltaba algo más grande, y decidí buscarlo a Él. 

Buscando llenar ese vacío, caí, como muchos, en las filosofías humanistas, dominantes en estos días, que te hacen creer que el poder está dentro de ti. La Nueva Era tiene mucho que te convence, y hasta puedes lograr tener éxito con algunas de sus técnicas: visualización creativa, pensar positivo, activar el centro de tu cerebro, en fin. Libros hay muchos, son best sellers la mayoría de ellos, están: El Secreto, La Ley de la Atracción, Conversaciones con Dios, Un Curso de Milagro, El Método, etc., etc., etc...(los leí todos y otros tantos). Todo parece que te ayuda, pero no es así, porque sólo la Verdad tiene ese poder. A pesar de que muchos de estos movimientos te hablan del Creador o la Fuente, ninguno habla de Dios como el eje imprescindible para que todo funcione de forma permanente, y mucho menos nombran al Hijo, que es el Único Camino para ser salvos - no hay otro-, y básicamente se centran en el ser humano que, de más está decir, está incompleto si su vida espiritual está alejada de su Creador, por lo tanto, es incapaz de alcanzar la felicidad y paz que busca si excluye a Dios de su vida.

Siempre he sido creyente, y ya me autodenominaba cristiana, cuando aún no había hecho a Cristo mi Señor. Sin embargo, muchas veces  me aquejaban dudas muy grandes. Me costaba entender por qué suceden tantas desgracias en el mundo, y Dios no hacía nada. O Por qué la felicidad nunca es completa, y siempre sucede algo que la empaña. No entendía por qué gente que se dice creyente, vivía vidas tan miserables, y ellos mismos tenían actitudes muy cuestionables, en fin, tantos otros porqués...

Cuando empecé a leer la Biblia, surgieron las respuestas: Supe que en el mundo ocurren desgracias, porque el gobierno del mundo está en poder del adversario de nuestras almas. Que la felicidad nunca es completa, porque estamos en el mundo. Que no todos los que se dicen creyentes son personas de fe, y si tienen vidas miserables, es porque probablemente no están buscando el Reino de Dios y su Justicia, primeramente, pues si así fuera, se notaría en sus vidas y en la forma cómo enfrentan el diario vivir. Que el único Camino para la salvación y para recibir la protección divina es Jesucristo (ver Cómo Ser Salvo), y lo más increíble, pero muy cierto, es que nos encontramos en medio de una guerra espiritual (ver  Más que Vencedores - La Guerra Espiritual), y que las únicas armas con las cuales podemos defendernos es conociendo la Palabra de Dios.

Cuando hacemos a Jesús nuestro Señor, su Espíritu Santo hace su morada en nosotros, y toma las riendas de nuestras vidas, y comienza a guiarnos. Desde que empecé a interesarme en los asuntos de Dios, mi vida, que estaba hecha un caos, comenzó a recomponerse. Dios ha hecho grandes cosas en mi vida, y lo que para algunos parecía irremediable, el Señor lo ha transformado, y la armonía se ha hecho presente.

Cada día es un avance en mi vida espiritual, y no dejo de aprender. Estoy lejos de haber alcanzado todos los objetivos, pero estoy feliz de haber avanzado hasta donde estoy, y de ya no estar en la ceguera en que me encontraba hasta antes de iniciar este hermoso viaje; buscando desesperadamente respuestas que siempre estuvieron ahí al alcance, en un librito que yacía en un mueble de mi casa, y que nunca se me había ocurrido tomar: Mi Biblia, el mejor libro de autoayuda.







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