RENACER EN CRISTO
"De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo
no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—.
¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu,
no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.
Lo que nace del cuerpo es cuerpo;
lo que nace del Espíritu es espíritu.
No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo.”
(Jn 3:3-8 NVI)
Es imposible que el hombre sin Cristo cambie para bien. Nacemos obedeciendo al pecado, del cual somos esclavos, y seguirá siendo así, hasta que entreguemos nuestra vida a Jesús, y volvamos a nacer.
¿QUÉ HACER PARA VOLVER A NACER?
Primeramente, reconocer nuestra condición de caída, y tener el profundo deseo de ser cambiado. Sin arrepentimiento, y sin la aspiración de cambiar, no podemos ser lavados de nuestros pecados, ni recibir el bautismo del Espíritu Santo, porque Dios no puede hacer su morada en una casa inmunda. Por tanto, debemos estar dispuestos a someternos al Señorío de Aquél a quien Dios puso como único intercesor entre Él y los hombres: Jesucristo hombre.
“Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor,
y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para ser justificado,
pero con la boca se confiesa para ser salvo” (NVI).
y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para ser justificado,
pero con la boca se confiesa para ser salvo” (NVI).
El hombre es redimido sólo por medio de la FE. Por lo tanto, debemos creer profundamente en nuestro corazón que Jesús dio su vida para pagar nuestra deuda de pecado, para que nosotros pudiéramos ser salvos y tener vida eterna; porque en su muerte, por fe nosotros también morimos con Él, y por fe, en su resurrección, nosotros también resucitamos a una vida nueva en el Espíritu, para que lo que nos queda por vivir en estos cuerpos, lo hagamos en la fe del Hijo de Dios, y para la gloria de Dios.
Confesar a Jesús como el Señor significa que lo reconocemos como nuestra Autoridad, por tanto, nos sometemos a Él para que nos vaya transformando por medio de su Espíritu Santo en nosotros, a fin de que lleguemos a ser como el Hijo de Dios, el primer hombre glorificado, al cual la muerte no pudo retener por su vida de completa obediencia, y viviremos para siempre junto a nuestro Soberano, en la tierra nueva, donde la justicia no tendrá fin.
BAUTISMO EN ESPÍRITU SANTO
La siguiente oración es sólo un ejemplo que puede servir de guía para el nuevo nacimiento espiritual, pero mejor es si oramos al Padre con palabras que salen de nuestro corazón:
Querido Padre Celestial,
Vengo a ti ahora humildemente y pido tu perdón.
Confieso que soy un pecador, y que he violado tus mandamientos.
Pero Yo creo que Jesucristo sufrió y murió en la cruz,
pagando en su carne por todos mis pecados.
También creo que Jesús resucitó de la muerte,
y, si se lo pido, me dará una nueva vida a mí también.
Señor Jesucristo,
y, si se lo pido, me dará una nueva vida a mí también.
Señor Jesucristo,
a partir de este momento, te entrego mi vida,
Y te recibo como mi Salvador personal.
Ten piedad de mí, y límpiame de mis pecados,
y envía a tu Santo Espíritu a morar dentro de mí,
Para que me ayude a hacer tu voluntad.
Te agradezco por tu gran amor, y por tu regalo de la vida eterna.
PIdo por todas estas cosas en tu Santo Nombre,
Amén y Amén.
y envía a tu Santo Espíritu a morar dentro de mí,
Para que me ayude a hacer tu voluntad.
Te agradezco por tu gran amor, y por tu regalo de la vida eterna.
PIdo por todas estas cosas en tu Santo Nombre,
Amén y Amén.
Cuando hacemos una oración como ésta en arrepentimiento y fe, nacemos como nueva criatura, recreada en el Espíritu, un hijo de Dios, heredero de la vida eterna.
Lectura recomendada:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario