sábado, 29 de abril de 2023

¡URGENTE! ... El fin está cerca... Pero aún estás a tiempo...


«Despiértate, tú que duermes;
levántate de los muertos,
y Cristo te dará luz».
(Ef 5:14 NTV)

No hay tiempo que perder. Cuando Jesucristo vuelva, y el mundo como lo conocemos termine, sólo habrá dos posibilidades: resurrección para vida eterna en el paraíso, donde el gozo será permanente, porque ya no habrá llanto, ni clamor ni dolor; o resurrección para condenación eterna, en el fuego que no se apaga, donde el gusano del hombre no muere

Porque todos los muertos resucitarán, pero no todos tendrán el mismo destino. Cuando Jesucristo regrese, destruirá la muerte en forma definitiva, por tanto, nadie podrá morir, aunque lo busque y desee con toda su alma.

A los verdaderos creyentes nos duele saber que muchos están muriendo sin saber que irán a condenación eterna, porque no quisieron conocer a su Salvador. Pero los que tenemos a Jesucristo no le tememos a la muerte, porque sabemos adónde iremos, pues, nuestro Señor fue a preparar lugar para nosotros en la casa del Padre.

El mundo vive bajo el engaño del maligno, quien cegó el entendimiento de los que rechazan oír la Verdad, y no quieren ceder un segundo de su tiempo a escuchar el evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios que vino, hace casi dos mil años, a llamarnos al arrepentimiento y a creer la buena noticia de la salvación; el mismo llamado que ahora sus discípulos, con voz de súplica, hacemos: "En nombre de Cristo, reconcíliate con Dios".

Muchos dirán ¿De qué tengo que arrepentirme? No le hago daño a nadie. Hay muchos peores que yo, etc. Argumentos para creer que no hay de qué arrepentirse sobran, sin embargo, todos debemos arrepentirnos de haber vivido en rebelión contra Dios, ignorando su Palabra, dando por sentado que somos buenas personas, y que tenemos ganado el cielo, cuando lo único cierto es que, sin Jesucristo estamos muertos en nuestros delitos y pecados, y necesitamos al Redentor enviado por Dios, para que alumbre nuestro entendimiento, y comprendamos cuán grave pecado es despreciar el maravilloso regalo de amor del Hijo de Dios, que vino a ofrecer su vida para darnos vida eterna.

Porque Dios está airado con todo el que no se arrepienta y que rechace a su Hijo, y derramará esa ira después que la iglesia, la congregación de los santos lavados en la sangre de Jesucristo, sea sacada de este mundo. 

Buscadle mientras pueda ser hallado. Este es tiempo de deponer nuestro orgullo, y humildemente pedir a Jesucristo que tome control de nuestras vidas, deseando, profundamente, comenzar a vivir una vida conforme a la voluntad de nuestro Señor

Si oramos a Dios, en el nombre del Señor Jesucristo, pidiéndole que nos perdone, y que nos muestre cómo seguirle, estaremos dando un gran paso a la vida eterna.

No te demores. Piénsalo rápido. Es una decisión para la eternidad. Eliges vida eterna si clamas al Señor que te redima; de lo contrario, seguirás siendo hijo de las tinieblas, condenado a sufrir la ira de Dios, y la segunda muerte, reservada para Satanás y todos los que, sin saber, vivieron obedeciendo su voz, y rechazaron escuchar el llamado de Jesucristo que vino a rescatarnos.


"Jesús le dijo: 
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; 
nadie viene al Padre, sino por mí".
(Jn 14:6 RVR60)


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domingo, 26 de marzo de 2023

ESTUDIO DEL LIBRO DE GÉNESIS


Parte I: EL ORIGEN, LA CAÍDA, EL SALVADOR REVELADO 


(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo, versión RVR60); los textos en cursiva son los comentarios que surgen respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.) 


DATOS GENERALES


Nombre del Libro: GÉNESIS (Gn)
Número de Capítulos: 50
Autor: Moisés, de acuerdo con la tradición judía, inspirado por el Espíritu Santo.
Fecha: alrededor de 1440 a.C.
Clasificación: Primer libro del Pentateuco (que significa 5 rollos). Los otros son: ÉxodoLevíticoNúmeros; y DeuteronomioLa Ley de Moisés. 
Tema: El principio de todo; la caída, y la promesa de la salvación.



Introducción:


Génesis es el primer libro del Antiguo Testamento. Su nombre en hebreo es “Bereshit”, que significa “En el principio”, que es la primera palabra del libro. En hebreo, el idioma en que fueron escritos originalmente casi todos los libros del Tanaj (nombre que los judíos dan a lo que los cristianos conocemos como el Antiguo Testamento), se nombra cada libro según la primera palabra con que comienza cada uno. Cabe señalar que, no todo el AT (Antiguo Testamento) fue escrito en hebreo; hay libros que tienen partes escritas en arameo también.

Cada historia relatada, no sólo en este primer libro de la Biblia, sino en todos los demás, es un hecho ocurrido en la vida real; pero el Espíritu Santo inspiró a sus escritores, (Moisés en este caso, a quien la tradición atribuye la escritura de los primeros cinco libros de la Biblia), para que las escribieran de tal manera que cada relato contara lo que había sucedido, pero, además, dejara encerrado un misterio que no iba a ser revelado, sino hasta después de la venida del Mesías. 

Entonces, mi primer comentario sobre este libro es que Dios, de una manera velada, nos da aquí los primeros indicios de Su Plan de Redención para la humanidad; y mi deseo, si mi Señor lo permite, es traerlos a la luz.


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ESTUDIO


GÉNESIS, EL ORIGEN


Las Escrituras dicen que, en el principio, Dios creó los cielos y la tierra; y que el caos y el vacío la dominaban, y las tinieblas cubrían el abismo de aguas. El Espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas. Entonces, dijo Dios: "
¡Que haya luz!(traducción Reina Valera Contemporánea, RVC), y hubo luz, y Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas, creando el día y la noche. "Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día primero" (RVC). (1:1-5) 

* La versión original en hebreo de las primeras palabras del libro de Génesis dice así: "Bereshít bará Elohím álef-tav hashamáyim veet haáretz", lo que literalmente se traduciría como: "En principio Elohim Alef-Tav creó los cielos y la tierra" (Gn 1:1 Biblia Textual - BTX). Alef es la primera letra del alfabeto hebreo, y Tav es la última, las que traducidas al griego lo hacen como la primera y última letra del alfabeto griego: "alfa" y "omega". La mayoría de las traducciones más conocidas del Génesis han omitido esas dos palabras, dejando oculta información importante al momento de estudiar la historia de la redención de la humanidad, y a su Redentor. ¿De qué estamos hablando? La respuesta está en Ap 22:12-13, donde Jesucristo dice: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omegael principio y el fin, el primero y el último". Aunque sabemos que existen religiones que no aceptan que Jehová y Jesús son Uno, si seguimos estudiando en profundidad, veremos cómo son las mismas Escrituras las que confirman, una y otra vez, la unidad entre el Padre y el Hijo.

** Es fascinante estudiar en detalle cada palabra usada por el escritor, inspirado por Dios, para describir cómo todo fue creado. Hubo un principio, donde los cielos (universo) y la tierra (dentro de ese universo) fueron creados. La ciencia lo llama Big Bang, pero no fue una explosión casual a partir de la nada, como afirman algunos científicos. Detrás de ese principio de todo, hubo un Dios, el único Dios verdadero: Elohim Alef-tav que, con sabiduría, estaba creando "todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades..." (Col 1:15 y otros).

*** Cada vez que Dios creaba, Él hacía uso de su Logos (traducido también como Verbo, Palabra): Dios dijo, y todo fue hecho. El Apóstol Juan, en su evangelio, nos enseña que en el Logos de Dios estaba la vida, la cual era la luz de los hombres, y que todas las cosas fueron hechas por este Logos, que no sólo estaba con Dios, sino que era Dios...

El segundo día, Dios ordenó que hubiera una expansión (¿la atmósfera?) en medio de las aguas, para dividirlas en aguas de arriba y de abajo, y llamó "cielo" a las aguas que quedaron encima de la expansión. El tercer día, Dios ordenó que las aguas debajo de los cielos se juntaran en un solo lugar, de modo que lo seco apareciera; y a lo seco llamó "Tierra", y a las aguas reunidas, "mares", y vio Dios que lo que había creado era bueno. Luego mandó que la tierra produjera hierba verde que diera semilla, y árboles de fruto con semillas en él, que dieran fruto según su género, y vio Dios que eso era bueno. (1:6-13)

* Es interesante que las Escrituras llaman agua tanto a lo que está abajo en la tierra, como lo que está en el cielo. En Apocalipsis dice que, cuando todo sea restaurado, ya no habrá mar. Juan describe su visión de esta manera: "habrá cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más" (Ap 21:1).

El cuarto día, Dios mandó que hubiera lumbreras en la expansión de los cielos, para separar el día de la noche, y que sirvieran de señales para las estaciones, días y años. Así hizo el sol, la luna y las estrellas, y vio Dios que era bueno. El quinto día Dios mandó que las aguas produjeran seres vivientes según su género, que se movieran en ellas, y que en la expansión del cielo hubiera aves, creadas según su especie, que volaran sobre la tierra. Creó también los grandes monstruos marinos, y Dios bendijo todos esos seres vivos, diciéndoles que fructificaran y se multiplicaran.  (1:14-23)

    * Siempre ha existido la polémica en cuanto a si debemos leer literalmente las Escrituras, cuando dicen que Dios creó el mundo, y todo lo que en él hay, en seis días. Para Dios nada es imposible, por lo cual, poner en dudas si lo hizo o no en tan poco tiempo, no tiene mayor sentido. No obstante, tampoco hay que olvidar que "para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2Pe 3:8).

      El sexto día, Dios ordenó que la tierra produjera seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno". Entonces Dios dijo: Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza”. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creóDios creó al ser humano para que tuviera dominio sobre los peces, las aves, reptiles, animales domésticos y salvajes. Los creó hombre y mujer para que fueran fructíferos y se multiplicaran, llenando la tierra y sometiéndola, obteniendo su alimento de ella. (1:24-31)

      * Me quiero detener un poco para referirme a la importancia del Nombre de Dios. Cuando Jesús enseñó a orar a sus discípulos, dijo que, en primer lugar, debemos orar que el Nombre de nuestro Padre sea santificado. Creo que la iglesia ha fallado muchas veces en santificar el santo Nombre de Dios, y un ejemplo de esto, es que, en varias de las traducciones más recientes y conocidas de la Biblia, se ha cometido la imprudencia de cambiar todas las formas en que el Nombre de Dios aparece en los textos originales, simplificándolo a la única expresión "Señor" (falta que, por la gracia de Dios, las últimas versiones de la Biblia Textual BTX se han encargado de corregir). Si bien es cierto, Él es el Señor de todo, el significado del tetragrámaton YHWH, con que Dios se identifica a sí mismo cuando se presenta a Moisés, es inefable, tan sublime que, aun cuando la palabra "Señor" nos habla de una autoridad superior que está por sobre todas las cosas, no logra expresar la aseidad de Dios, su eternidad, inmutabilidad, justicia, santidad, fuerza, poder, inmensidad, y todos los atributos del Altísimo que estas cuatro letras encierran. Si el haber agregado vocales al tetragrámaton, (de YHVH o YHWH a Jehová), para facilitar su pronunciación, ya podría ser considerado una transgresión; eliminarlo del vocabulario bíblico no sé si va a ser pasado por alto; en especial, porque dijo Jehová a Moisés: "Así dirás a los hijos de Israel: YHVH, el Elohim de vuestros padres, Elohim de Abraham, Elohim de Isaac y Elohim de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de Mí de generación en generación." (Ex 3:15 BTX). 
       
      Con respecto a la palabra en hebreo Elohimcon que se nombra al Dios Creadores plural, (el singular es Elohá). Esa palabra hebrea, traducida al español como Dios, nos habla de la pluralidad de Dios, es decir, que siendo Uno, existe en más de una persona. Moisés, bajo la inspiración del Espiritu Santo, enseñó a Israel, diciendo: "Shema Yisraĕl, YHWH Elohenu YHWH echad", que la versión BTX traduce como: "Oye, Israel: YHVH nuestro Elohim, YHVH uno es" (Dt 6:4 BTX), queriendo decir con esto que hay un solo Dios, y si bien es Elohim, Él es Uno 
       
      Muchos cristianos, la mayoría de ellos muy respetables, tras comprender por las Escrituras que Dios estaba en el Hijo, y que el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, que también estaba en Jesús, sin detenerse a meditar en que la palabra Elohim es suficiente, aceptan, y usan una palabra alternativa, no bíblica, introducida hace siglos, que es la palabra Trinidad, sumándole otros calificativos como "segunda" o "tercera persona de la Trinidad". Esto ha inducido a muchos a errar, y no pocas veces hemos oído a varios afirmar que Dios murió en la cruz, o que María es la madre de Dios.
       
      Asimismo, esto ha hecho que se confundan las funciones que cada miembro de la Deidad ejerce en el plan de Redención, a pesar de que la Biblia dice claramente que Dios es la cabeza de Jesús, y que Jesús hace lo que Dios le manda, y no al revés. Con respecto al Espíritu Santo, creo que necesitamos profundizar más sobre quién es antes de llamarlo "tercera persona de la Trinidad", pues, fue el Señor quien dijo: "A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero" (Mt 12:32 RVR60). Creo que Jesús mismo puso al Espíritu Santo por sobre su persona. 
       
      Aun compartiendo muchas de las razones que llevaron a los hermanos a incluir el uso de la palabra Trinidad en el vocabulario cristiano, y teniendo convicción de que es necesario enseñar la doctrina de la pluralidad inherente a nuestro Diosmi conciencia me manda no usar esa palabra, y mantener fidelidad a lo que está escrito, (especialmente, porque nada de lo que hace el hombre es perfecto). 

      Quiero aclarar que lo que aquí comento en ningún caso tiene la intención de judaizar a la iglesia, sino de llamar la atención de todos, especialmente de los líderes, para que seamos más celosos de las Escrituras, y no tan condescendientes ni tolerantes ante doctrinas añadidas por el hombre, y aprendamos a desaprender, para no seguir haciendo y diciendo cosas por temor a cuestionar la tradición, aun cuando no existe respaldo bíblico.
       
      *** De regreso a nuestro estudio, a la luz del comentario anterior, ahora podemos entender por qué el Señor habló en plural cuando dijo "hagamos al ser humano a nuestra imagen..." ¿Con quién estaba Dios haciendo todas las cosas? Para responder, siempre hay que buscar en las Escrituras, y, en este caso, volvemos a citar las primeras palabras que el Apóstol Juan usa en su evangelio: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho". (Jn 1:1-3 RVR 60); lo interesante es que, unos versículos más adelante, Juan nos dice que "aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (Jn 1:14 RVR60). 
       
      El apóstol Pablo dice que en Cristo "fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten" (Col 1:15-17). El autor de la carta a los Hebreos dice: "en estos postreros días [Dios] nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo..." (He 1:2). Es claro, entonces, que, en el principio, cada vez que Dios mandó que algo fuera hecho, lo hizo por medio de su Logos, que después se encarnó para venir al mundo a redimirnos.

      El Antiguo Testamento, por su parte, nos cuenta que la Sabiduría estaba con Jehová cuando creaba todo"Yo, la sabiduría, convivo con la cordura; en mí se hallan el conocimiento y el consejo." (...) "Desde el principio, el Señor [YHWH, dice el original] me poseíadesde antes de que empezara sus obras. Desde el principio mismo fui establecida, desde antes de que la tierra existiera. Fui engendrada antes de los abismos, antes de que existieran los grandes manantiales. Fui engendrada antes de que se formaran los montes y las colinas. Aún no había creado él la tierra ni los campos, ni los primeros granos de arena del mundo, ¡y ya estaba yo ahí! Mientras él formaba los cielos y trazaba el arco sobre la faz del abismo, mientras afirmaba las nubes en las alturas, mientras reforzaba las fuentes del abismo, mientras establecía los límites del mar para que las aguas no traspasaran su cauce, ¡mientras afirmaba los fundamentos de la tierra! Yo estaba a su lado, ordenándolo todo, danzando alegremente todos los días, disfrutando siempre de su presencia, regocijándome en la tierra, su creación; ¡deleitándome con el género humano!". (Pr 8:12, 22-30 NTV). La Sabiduría se define a sí misma de esta manera"Conmigo está el consejo y el buen juicio; yo soy la inteligencia; mío es el poder."(...) "Las riquezas y la honra están conmigo; Riquezas duraderas, y justicia". (...) "Para hacer que los que me aman tengan su heredad, y que yo llene sus tesoros" (...) "Bienaventurado el hombre que me escucha" (...)"Porque el que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor de Jehová. Mas el que peca contra mí, defrauda su alma ..." (Pr 8:14, 18, 21, 34,35-36 RVR60).
       
      El Apóstol Pablo dijo que en Jesucristo "están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento" (Col 2:3).

      *** En cuanto a la expresión “a nuestra imagen y semejanza”, no es fácil entender qué quiere decir, en especial, si consideramos que Dios es Espíritu, por tanto, no se puede ver; sin embargo, las Escrituras nos dicen que Jesús "es la imagen del Dios invisible", y que quien ha visto al Hijo, ha visto al Padre.
       
      También la Palabra de Dios dice que Dios nos llamó para que fuésemos hechos conformes a la imagen de su Hijo. Porque Jesucristo es el primer hombre espiritual, y es lo que Dios planificó que llegásemos a ser todos los creyentes. Adán, por su parte, era un ser terrenal; él era lo que la biblia llama "un alma viviente", pero no un ser espiritual. Los que nacemos de la unión de un hombre y una mujer somos como Adán, seres terrenales, anímicos (es decir, tenemos vida por el aliento de vida recibido de Dios), pero sólo cuando reconocemos a Jesús como nuestro Señor nacemos espiritualmente, (engendrados por el Espíritu Santo de Dios por la fe)Nadie que no haya nacido del Espíritu Santo podrá entrar al Reino de Dios.

          EL JARDÍN DE EDÉN


          Habiendo acabado los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos, Dios reposó el día séptimo de toda la obra que hizo, y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó. (2:1-3)

          Jehová después mandó a Israel guardar el séptimo día, el día de reposo, y no hacer ninguna obra en ese día. Para los hebreos, la semana comienza el domingo, por tanto, el séptimo día es el sábado. En cuanto a los días, éstos se medían según lo expresado en los primeros versículos de Génesis, que dicen: "Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día primero" (Gn 1:5 RVC); es decir, cada día se cuenta desde que se pone el sol, y abarca la noche, el amanecer, el pleno día, y termina a la siguiente puesta de solPor tanto, cada Shabat iniciaba al atardecer del viernes, según contamos los días en estos tiempos, y concluía con la última luz natural del sábado.

          Cuando Dios hizo los cielos y la tierra, no hizo inmediatamente las plantas en los campos, debido a que no había hecho llover todavía, ni tampoco había creado al hombre para que labrase la tierra, y sólo había un vapor que subía de la tierra, que mantenía húmeda la superficie de ésta. Entonces tomó Dios del polvo de la tierra, y formó al hombre, y luego sopló aliento de vida 
          en su nariz, y el hombre fue un ser viviente. (2:4-7)

          * Nosotros tenemos vida, porque Dios sopló aliento de vida en nosotros, y nos mantendremos vivos hasta que el aliento de vida sea quitado por Él mismo Señor. El único ser humano que tenía en sus manos la decisión de cuándo entregar su vida era Jesús. Él dijo que podía entregar su vida y volverla a tomar, porque había recibido ese mandato del Padre. Muchos podrán decir que también pueden decidir quitarse la vida en cualquier momento, sin embargo, a diferencia de Jesús, no tienen poder para volverla a tomar, y sólo resucitarán cuando el Señor lo disponga, ya sea para vida eterna o condenación perpetua.

          Dios plantó un huerto en Edén, al oriente, y puso a Adán allí, e “hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal”.  Y dio este mandato a Adán: “Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás”.  (2:8-17).

          llamando desde el principio, y dice: "Oh hombres, a vosotros clamo; dirijo mi voz a los hijos de los hombres. Entended, oh simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en corduraOíd, porque hablaré cosas excelentes, y abriré mis labios para cosas rectas. Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios. Justas son todas las razones de mi boca; no hay en ellas cosa perversa ni torcida. Todas ellas son rectas al que entiende, y razonables a los que han hallado sabiduríaRecibid mi enseñanza, y no plata; y ciencia antes que el oro escogido. Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella". (Pr 8:4-11 RVR60)
           
          Pienso que todos los días los creyentes debemos enfrentar la misma elección que enfrentaron Adán y Eva: En todo momento tenemos en frente el árbol de la vida, esto es, la sabiduría que proviene de Diosy el árbol del bien y del mal, que es lo que nos ofrece el mundo. ¿Cuál estamos escogiendo? ¿Seguimos siendo como los primeros padres, o hemos aprendido a escoger lo bueno?


          CREACIÓN DE LA AYUDA IDÓNEA


          Dios vio que no era bueno que el hombre estuviera solo, así que decidió hacerle una ayuda idónea. Fue entonces que creó de la tierra toda bestia, y ave, y las trajo a Adán para que les pusiera nombre, sin embargo, entre estos seres vivos no se halló ayuda idónea para el hombre. Entonces Dios hizo caer en un sueño profundo a Adán, y tomó una de sus costillas, y a partir de ella hizo a la mujer, y la trajo a Adán, quien dijo: "Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona (Ishshah), porque del varón (Ish) fue tomada". Y el mandato de Dios fue: "dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Adán y su mujer estaban desnudos, pero no se avergonzaban. (2:18-25)

          Este segundo capítulo no contradice al primero en ninguna de sus partes, simplemente, da mayor claridad sobre lo relatado en el primero; por ejemplo, de por qué los vegetales no fueron creados sino hasta el tercer día, o de cómo Dios, cuando creó al hombre al sexto día, vio la necesidad de que no estuviera solo, y creó los animales terrestres, pero ninguno sirvió como ayuda idónea. Entonces ese mismo día, creó Dios a Eva de una costilla de Adán. Es decir, en el primer capítulo, leemos que Dios creó al ser humano hombre y mujer, pero no especifica que creó al hombre primero; eso lo explica aquí, en el segundo capítulo.
            ** Uno de los grandes misterios, revelados más tarde en el NT, es cómo Dios representa en la vida matrimonial de un hombre con su mujer, la relación que se establece entre Jesucristo y su iglesia, la Jerusalén celestial, que es presentada como la novia del Cordero en el libro de ApocalipsisLa semejanza se muestra desde el principio: 
             
            Eva fue creada a partir de una costilla de Adán, mientras éste dormía. Para que la iglesia (la novia del Cordero) naciera, Jesús debió caer en algo mayor que un "sueño profundo": Él debía morir. Mientras el cuerpo de Jesús colgaba en la cruz, su costado también fue abierto por una lanzay dos elementos brotaron de su herida: agua y sangre, dos de los tres testigos, (el tercero es el Espíritu Santo), que revelaron que Jesús era el Hijo de Dios enviado para salvar, y que también son los que dan testimonio del nuevo nacimiento de los creyentes que conforman la iglesia, porque todos hemos sido santificados en agua, que es el bautismo de arrepentimiento, en que manifestamos el anhelo de presentarnos ante Dios con una conciencia limpia, por la convicción de pecado que produjo en nosotros oír la Palabra de Diosen la sangre de Jesúsque quita el pecadoy en el Espíritu Santo con que Dios no sella a todos los congregados para vida eterna en Cristo Jesús.
             
            Dice la Palabra que, al unirse el varón a su mujer serán una sola carne; es una unión terrenal que termina cuando uno de los dos muere. Pero cuando un creyente se une a Jesucristo es un espíritu con Él, y como se trata del Espíritu de Dios, la muerte no tiene poder sobre Él, por tanto, es una unión eterna

             

            LA CAÍDA


            De entre los animales creados, la serpiente era la más astuta, y se acercó a Eva tentándola a probar el fruto del árbol que Dios les había prohibido comer, señalándole que no morirían, como Dios les había dicho, sino que, más bien, Dios no quería que llegaran a ser como Él, conocedores del bien y del mal. Y Eva vio "que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella" (3:1-6). 
            * Adán fue engañado por Satanás a través de su mujer, sin embargo, el pecado principal no está en el fruto que comieron, sino en haber desobedecido a Dios, por creer la mentira de la serpiente. Al morder el fruto, Adán y Eva demostraron su falta de fe en lo que Dios les había dicho, escogiendo someterse a la voz de Satanás, haciéndose esclavos de él. Lo anterior, porque nos convertimos en esclavos de aquel a quien obedecemosDe ese modo, el primer ser humano introdujo la muerte al mundo, porque el pecado se paga con la muerte, y, además, condenó a su descendencia a nacer esclava del pecado, porque si la raíz es mala, también lo son sus ramas, y Adán es la raíz del árbol genealógico de toda la humanidad. 
             
            La muerte, por lo tanto, comenzó a hacer su obra en Adán, y su cuerpo comenzó a sufrir las consecuencias del paso del tiempo. Sin embargo, lo peor fue que el pecado lo separó de Dios, haciendo imposible que siguiera existiendo esa preciosa comunión que tenía con su Creador, porque la santidad de Dios es incompatible con el pecado. El Evangelio, precisamente, trae ese mensaje: Jesucristo vino como propiciación por nuestros pecados, es decir, Él fue la ofrenda perfecta, sin mancha, que Dios aceptó para aplacar su ira contra nosotros pecadores. Porque, por medio de la fe en su sacrificio, somos santificados en la sangre de Jesús, y somos reconciliados con Dios, restableciéndoseen la muerte y resurrección de Jesucristo, nuestra comunión con el Padre, por lo cual, ahora tenemos vida eterna.
             
            ** Satanás sigue usando la misma fórmula para hacernos tropezar. Él sigue usando intermediarios como lo hizo con Eva para tentar a Adán. Nos engaña haciéndonos creer que no habrá consecuencias a nuestro pecado, y nos seduce con cosas atractivas que despiertan los desordenados apetitos que albergamos en nuestro cuerpo pecaminoso. La guerra no es contra carne y sangre; son huestes espirituales que, usando intermediarios humanos, nos provocan, para que cedamos a las tentaciones.

              Cuando comieron del fruto, se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez, entonces se hicieron delantales con hojas de higuera. Dios llamó a Adán, y éste se escondió, y luego le dijo: “...tuve miedo, porque estoy desnudoPor eso me escondí”. Dios supo inmediatamente que habían desobedecido. Adán culpó a Eva de haberlo tentado a probar el fruto, y Eva señaló a la serpiente como la culpable de haberla inducido a desobedecer. (3:7-13

              ¿Por qué Adán tuvo miedo?
               
              Para responder con claridad, es necesario reiterar que Dios no mintió al decir que morirían si desobedecían: ahora ellos se encontraban bajo el dominio del pecado, y el pecado se paga con la muerte.

              Cuando no conocemos a Dios, o nos hemos alejado de Él, la muerte es uno de nuestros mayores miedos, porque todos tenemos certeza de que algún día moriremos, pero nos aterra no saber qué nos espera más allá. El pecado de Adán y Eva los había separado de Dios, y ahora comenzaban a vivir en total incertidumbre, buscando con qué cubrirse para sentirse seguros; igual como viven los incrédulos, que se aferran a esta vida, combatiendo por poseer cosas mundanas que les den seguridad, mientras pretenden autoconvencerse de que "después de esta vida no hay otra".

              Pero nosotros, los que, habiendo escuchado el evangelio, hemos creído, y conocemos a quién hemos creído, debemos vivir sin temor, porque nuestra seguridad yace en la esperanza que nos aguarda después de esta vida, porque Cristo, con su muerte, venció a la muerte, y nos dio vida eterna cuando resucitó. Todos moriremos la primera muerte, que es la del cuerpo terrenal, pero la segunda muerte, que es la condena al padecimiento eterno, no es para los creyentes, por eso, la Palabra dice que el verdadero Amor, esto es, el Amor de Dios, echa fuera el temor, y el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor; en otras palabras, le falta fe para descansar en Aquél que le salvó.

              ¿Cómo podemos aumentar nuestra fe? Leyendo las Escrituras que nos enseñan todas estas cosas. No hay otra forma de conocer a quien nos salvó, de qué nos salvó, y cuál es la esperanza a la que nos llamó si no hemos oído o leído su Palabra. 

              ** La desnudez no sólo se refiere a que tomaron conciencia de su cuerpo desnudo, sino que es un símbolo para indicar que se dieron cuenta de que habían perdido la “cobertura” que da la santidad. Cuando nos sentimos desprovistos de la cobertura de Dios, hacemos como hicieron Adán y Eva, que se cubrieron con hojas de higuera, y buscamos, por nuestros propios medios, algo con qué cubrirnos, y así caemos fácilmente en el engaño de filosofías mundanas, herejías, falsos líderes espirituales, etc.
               
              Es cierto que los que hemos sido santificados en Cristo aún no somos lo que llegaremos a ser: como el Hijo de Dios, y que mientras permanezcamos viviendo en estos cuerpos de pecado, hasta cierto punto es como si siguiéramos desnudos, pues la carne nos separa de Dios. Sin embargo, la fe que nos fue dada en Cristo restauró nuestra comunión con Dios, y ya no estamos desnudos, porque hemos sido revestidos de Cristo, lo cual se perfeccionará en su segunda venida, cuando este cuerpo corruptible sea absorbido por la vida, y seamos vestidos de cuerpos celestiales, para estar siempre en la presencia de nuestro Dios y Padre por Jesucristo nuestro Señor.


                EL SALVADOR


                Cuando vio Dios lo que Satanás la serpiente había hecho, lo maldijo, diciendo: Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabezapero tú le morderás el talón”. La mujer fue condenada a tener partos con dolor, y su voluntad quedó sujeta al señorío de su marido. Al hombre, por su parte, le dijo que por su desobediencia la tierra sería maldita, y que con dolor él comería de ella todos los días. (3:14-19)  

                * Al condenar a la serpiente, Dios reveló al Salvador (el Mesías), pues, la simiente de la mujer es Jesucristo. Dios habla de la simiente de la mujer, porque el Mesías no proviene de simiente de hombre, sino del Espíritu Santo que fecundó a la mujer virgen. Jesús es el Hijo de Dios, concebido en el vientre de una mujer de carne y huesos. Este hombre, que se hacía llamar Hijo del Hombre, es el Hijo Unigénito del Creador, quien vino para aplastar la cabeza de la serpiente, y quitar la maldición de Adán que condenaba a todo el mundo, despojando a los principados y potestades, al santificar con su sangre a los que creen, y liberarlos de la esclavitud en que se encontraban por causa del pecado.
                 
                Satanás se debe haber sentido feliz de saber que iba a herir en el talón a la simiente de la mujer; sin embargo, lo que no sabía es que esa mordedura sería el principio de su derrota definitiva, porque Jesús fue enviado para deshacer las obras del diablo; para lo cual, era necesario que el Salvador fuera quebrantado a lo sumo, y sin importar cuánto dolor padeciera, se mantuviera obediente al Dios y Padre, hasta llegar a sufrir la más humillante y dolorosa muerte. Pero la muerte del Hijo de Dios no era el final de Satanás. La derrota definitiva fue cuando el Mesías resucitó al tercer día, demostrando que la muerte no tenía poder sobre Él, por cuanto no halló pecado para condenarlo. Dado que Jesús había pagado en la cruz por nuestros pecados, como ya dijimos, la segunda muerte, que es la condenación en el lago de fuego, tampoco tiene poder sobre los que creen.

                    Adán llamó a su mujer Eva (en hebreo se asemeja a la palabra que se usa para "viviente"), por cuanto ella era madre de todos los vivientes. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. (3:20-21)

                    * Las hojas de higuera que Adán y Eva se habían tejido fueron cambiadas por túnicas de piel de animal, mostrándoles Dios con esto que, la única manera de realmente estar cubiertos es por medio de la sangre que se derrama en un sacrificio, porque Dios dio la sangre como elemento de expiación a favor de las almas de los hombres. El Señor estaba enseñando a los primeros padres que necesitaban ser purificados. Sin embargo, la sangre de animales sólo permitía purificación temporal. Para expiación eterna, era necesario derramar la sangre pura, sin la mancha del pecado, de un hombre, pero, aun si hubiera existido uno que se ofreciera voluntariamente a morir por el resto de la humanidad, ¿de qué hubiera servido?, si todos los seres humanos tenemos como ancestro común a Adán, y todos llevamos en nuestra sangre su pecado, por lo cual, todos fuimos destituidos de la gloria de Dios junto con él.

                    Conclusión, para expiación eterna de los hombres, era necesario que la ofrenda del sacrificio fuera hecha por un hombre que no descendiera de la simiente de Adán. Algo imposible de lograr...  A menos que Dios interviniera...


                    CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL


                    Al ver Dios que el hombre llegó a tener conocimiento del bien y del mal, pensó que no era bueno que comiera del fruto del árbol de la vida, y tuviera vida eterna. Así que expulsó al ser humano del Jardín de Edén, para que labrase la tierra de la cual había sido formado, y puso querubines al oriente del Jardín, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que llevaba al árbol de la vida. (3:22-24).

                    El camino que lleva al árbol de la vida eterna permaneció clausurado por milenios... Hasta que llegó el Ungido de Dios. Él lo abrió hace unos dos mil años, pero se trata de un camino angosto, y no todos van a atravesar por él. 
                     
                    Cuando Dios dio la ley a Israel, quedó claramente establecido que aún no podían traspasar ese límite, y esto se muestra, por ejemplo, en las ordenanzas que hablaban de la edificación del lugar de culto en la tierra, al que llamaban tabernáculo, que después se convertiría en el templo; y a todas las exigencias relativas a los materiales que debían usarse para la construcción; su disposición; el mobiliario, y los exigentes métodos de purificación que se demandaba a quienes servían en él.

                    Con respecto a la disposición, Dios mandó que el interior del templo fuera dividido en dos partes: el Lugar Santo, y el Lugar Santísimo. El lugar Santísimo estaba separado del Lugar Santo por un velo muy grueso, que nadie podía traspasar, salvo el Sumo Sacerdote, una vez al año, con sangre de un sacrificio, para expiación del pecado propio y del pueblo, en el día de la expiaciónEse lugar representaba el cielo, donde está el trono de Dios, al cual nadie podía acceder.  

                    Cuando Jesús murió en la cruz, habiendo dado cumplimiento pleno a lo que su Padre le había mandado hacer, una de las maravillas ocurridas fue que ese grueso velo del templo se rasgó de arriba abajo, dando a entender Dios con esto, que la ofrenda hecha por Jesucristo había sido aceptada y el camino que lleva a la vida eterna, había sido restauradoCristo lo dijo en Lc 14:6: "Yo soy el Camino (...) nadie viene al Padre sino por mí", porque, efectivamente, sólo por la fe en Jesucristo, los hombres tenemos acceso al Trono de la Gracia.


                      MANIFESTACIÓN DEL PECADO EN EL MUNDO


                      Adán conoció a Eva, su mujer, quien concibió y dio a luz a su primer hijo, al que llamó Caín (en hebreo "Qanah", que significa adquirir"), porque por voluntad de Dios había adquirido varón. Después dio a luz a Abel, quien se convirtió en pastor de ovejas, mientras que Caín
                       fue labrador de la tierra (4:1- 2)

                      * Algunos estudiosos piensan que estos hermanos nacieron el mismo día, por tanto, serían gemelos, como Jacob y Esaú, hijos de Isaac, o Zara y Fares, hijos de Judá; lo que tiene sentido, pues, por lo general, la Biblia nos muestra la diferencia existente entre dos que fueron concebidos al mismo tiempo.

                      Por ejemplo, es interesante ver que estos hijos de Adán también se dedicaban, uno a labores de campo, mientras que el otro a una actividad más tranquila, como Esaú y Jacob. Los que se dedican al campo (Caín y Esaú) demuestran una tendencia a las cosas terrenales, donde la carne domina; mientras que, los otros dos (Abel y Jacob) tienen inclinación a la quietud y, probablemente, a la contemplación de las cosas de Dios. Cuando Adán escogió obedecer a Satanás en vez de a Dios, le entregó poder a su carne para que dominara en todo su ser, anulando su vida espiritual. Los hijos que le nacieron, Caín y Abel, mostrarán cómo exactamente opera el antagonismo existente entre la carne y el Espíritu. En los párrafos que estudiaremos a continuación, veremos a Caín que, dominado por la envidia, muestra su furia animal alzándose contra su hermano Abel, provocando la primera muerte en la historia de la humanidad.


                      Ambos hermanos ofrendaron a Dios: Caín trajo frutos de la tierra, y Abel trajo lo más gordo de los primogénitos de sus ovejas. Pero Dios no miró con buenos ojos la ofrenda de Caín, y sí aceptó la presentada por Abel, lo que provocó los celos de Caín. Sabiendo Dios lo que había en el corazón de Caín, le dijo: “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él (RVR60)(4:3-7).

                      * Creo que la versión de la Septuaginta, aunque se trata de una transliteración, nos da más claridad de por qué Dios rechazó la ofrenda de Caín. Allí leemos: "Si rectamente hubieres ofrecido, pero rectamente no determinado ¿no has pecado? ...", (Una traducción sugerida sería: "Si hubieres ofrendado rectamente, no sería pecado, pero no lo hiciste así"). A diferencia de Abel, probablemente Caín no ofrendó lo mejor de los frutos de su trabajo. Lo que la RVR60 traduce como: "el pecado está a la puerta", se refiere a la ofrenda por el pecado, que estaba disponible en el campo que Caín mantenía; luego, Dios dice ..."a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él", es decir, Caín tenía el derecho de tomar del campo todo lo que su corazón deseara, y pudo haber hecho como Abel, que ofrendó de lo mejor; sin embargo, su ofrenda fue mezquina. Dios ama al dador alegre, como dice Pablo en su epístola a los corintios. Es muy similar a lo acontecido al matrimonio de Ananías y Safira, de lo cual nos relata Lucas en el libro de los Hechos. Ellos vendieron un bien raíz, y quisieron hacer creer que estaban entregando la totalidad de lo ganado como ofrenda a la iglesia, pero habían retenido parte de la ganancia. Las ofrendas en la iglesia eran y siguen siendo voluntarias, pero están basadas en un principio bíblico que habla de la generosidad del hijo de Dios, que administra con sabiduría y amor lo que Dios le ha provisto, y lo comparte alegremente con su congregación. Dios se agrada, y recompensa esos sacrificios de amor.  Ananías y Safira no necesitaban engañar sobre el tema. Ellos tenían todo el derecho a quedarse con todo lo obtenido, o a donar sólo parte de lo recibido, pero quisieron engañar a la congregación para aparentar algo que no había en su corazón, sin embargo, nadie puede engañar al Espíritu Santo.

                        Luego, Caín invitó a su hermano al campo, y estando ambos allí, se levantó contra Abel, y lo mató. Entonces, Jehová preguntó a Caín dónde estaba Abel, y éste respondió que no sabía, y que no era guardián de su hermano; pero el Señor le hizo saber que la sangre de Abel clamaba desde la tierra, donde había sido derramada y, por esto, Caín iba a ser maldecido de la tierra, que ya no volvería a darle las cosechas que acostumbraba, por más esfuerzo que hiciera. Además, se iba a volver errante y extranjero en la tierra. Abrumado, Caín, temió que, volverse errante por el mundo iba a significar estar lejos de la presencia de Dios, y que cualquiera podría matarlo. Entonces, Dios le dijo que no iba a ser así, y que, "cualquiera que mate a Caín, desatará siete represalias(Gn 4:15 BTX), entonces puso una señal en Caín para que nadie osara matarlo. (4:8-15)
                          * Hay no pocos versículos que hablan de la separación que la desobediencia provoca entre nosotros y el Señor. Dice la Palabra: "Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ese oye" (Jn 9:31). Caín sabía de esto, por eso temió que, al salir de la presencia de Dios, quedaría expuesto a cualquier amenaza. Tantas veces escuchamos a cristianos decir que Dios no ha respondido a sus oraciones. Quizás, antes de insistir en lo que estamos pidiendo, debemos revisarnos para ver si, verdaderamente, hemos estado en la voluntad del Señor, y si descubrimos que hemos pecado, es tiempo de arrepentirnos, entonces, nuestras oraciones, hechas conforme a su voluntad, llegarán a los oídos de Dios, y tendremos una respuesta.

                          Un poderoso argumento sobre el significado de esta separación, lo vemos en las epístolas, cuando Pablo, con toda la autoridad recibida de parte del Señor, condenó a un miembro de la iglesia de Corinto, que estaba cometiendo grave pecado, diciendo: "el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús" (1Co 5:5). No creo que Pablo estaba condenando a muerte al sujeto que había pecado, como muchos interpretan, sino que lo estaba expulsando de la iglesia, donde mora el Espíritu de Dios, por tanto, evidentemente, iba a quedar expuesto a Satanás, quien, si bien no tenía poder para quitarle la salvación, entendemos que sí tenía permiso para atacarlo en su cuerpo carnal, e incluso matarlo. Más adelante, en la segunda epístola a los Corintios, vemos que, al parecer, el hombre fue reintegrado, (con seguridad, tras haber reconocido su pecado, y arrepentirse); pues, el Apóstol escribió: "Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones" (2Co 2:5-11). 

                          Salió Caín de la presencia de Dios, y llegó a la tierra de Nod (que significa "errante"), al oriente de Edén, y conoció a su mujer, con la cual tuvo un hijo al que llamó Enoc, y fundó una ciudad a la cual llamó con el nombre de su hijo. Unas generaciones después, nació otro descendiente llamado Lamec, quien tuvo dos esposas, que le dieron hijos, entre los cuales, había algunos que habitaban en tiendas y criaban ganado; otros que tocaban instrumentos como el arpa y la flauta; y otros que fueron artesanos en obras de bronce y hierro. Un día, Lamec dijo a sus mujeres:  "Maté a un hombre que me atacó, a un joven que me hirió. Si se castiga siete veces a quien mate a Caín, ¡el que me mate a mí será castigado setenta y siete veces!" (NTV). (4:16-24)
                            * Lamec conocía la maldición que recaería sobre el que osara matar a su ancestro Caín, pero él, en un acto de suma soberbia, dispuso de sí mismo, porque no fue Dios quien lo hizo, que, si alguien osara quitarle la vida, sería vengado setenta veces siete, probablemente por temor a las represalias por el asesinato que había cometido.
                             
                            Es interesante esta expresión "setenta veces siete". La volvemos a encontrar cuando Pedro preguntó al Señor: "¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?", Jesús le contestó: "No te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete(Mt. 18:21-22 RVR). 

                              LA DESCENDENCIA DE ADÁN Y EVA


                              Adán nuevamente se unió a su mujer Eva, y nació su tercer hijo, al cual llamó Set, porque, dijo ella: "Elohim me concedió otro descendiente en lugar de Abel, a quien Caín mató(BTX). Pasados los años, Set engendró a Enos, y entonces se comenzó a invocar el nombre de Dios (el nombre de Adonay, dice el original) (4:25-26). 

                              En seguida, el escritor de Génesis hace un recuento genealógico, reiterando que, el día que Elohim creó al hombre, "lo hizo a imagen de Elohim. Macho y hembra, y los bendijo, y los llamó "Adam" el día que fueron creados" (versión BTX). (5:1-2)

                              * La importancia de leer correctamente: Al parecer, Adán no fue dado como nombre propio al primer varón, sino que era la denominación con que la raza humana fue identificada cuando fue creada. Sin embargo, también es importante considerar que, con ese nombre se identifica al primer hombre en todas las Escrituras.

                              La línea genealógica comienza por Adán, que vivió 930 años; quien engendró a Set, que vivió 912 años; padre de Enos, que vivió 905 años; padre de Cainán, que vivió 910 años; padre de Mahalaleel, que vivió 895 años; padre de Jared, que vivió 962 años; padre de Enoc, quien caminó con Dios, y un día, cuando tenía 365 años, Dios se lo llevóEnoc engendró a Matusalén, que vivió 969 años; padre de Lamec, que vivió 777 años, y engendró a Noé, que significa “descanso”, porque decía su padre: Este niño nos dará descanso en nuestra tarea y penoso trabajo, en esta tierra que maldijo el Señor” Luego, cuando Noé tenía quinientos años, engendró a Sem, Cam y Jafet. (5:1-32).

                              * Todos estos hombres vivieron muchos años; el que menos, setecientos setenta y siete años. El más longevo fue Matusalén, abuelo de Noé, que vivió novecientos sesenta y nueve años. Si sacamos cuentas, Matusalén murió el mismo año en que vino el diluvio sobre la tierra. ¿Habrá muerto por causa del diluvio? No lo sabemos.

                              ** Enoc, séptimo en la genealogía, es un personaje interesante. Él no experimentó la muerte de su cuerpo, sino que fue llevado por Dios al cielo, porque había permanecido fiel al Señor durante toda su vida. En la literatura antigua existe un libro profético cuya escritura se le atribuye a este Enoc. De hecho, no era cualquier libro, pues, en las Escrituras, tanto Pedro como Judas, (e incluso el siguiente capítulo de Génesis), mencionan en sus epístolas eventos extraídos del libro de Enoc. 

                              *** Cuando Moisés habla de la descendencia de Noé, nombra a sus tres hijos como si hubiesen nacido todos juntos, cuando Noé tenía quinientos años. Tal vez nacieron trillizos.