Si se humillare mi pueblo,
Sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren,
Y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos;
Entonces yo oiré desde los cielos,
Y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
2 Cr 7:14*
DEL ODIO A LA PANDEMIA
Hasta hace unas pocas semanas, por todas partes se alzaban las multitudes, reclamando contra el abuso, intentando hacer valer lo que ellos sentían eran sus derechos. Todos los países se habían polarizado, y veíamos cómo muchedumbres, infiltradas por el vandalismo, se tomaban las calles, arrasando con todo en nombre de los derechos de los ciudadanos, pero
sin tener la capacidad de ver cómo el odio se apoderaba de sus corazones, y en esa ceguera terminaron fomentando lo que ellos mismos condenaban, pisoteando los derechos del resto de la población que se hundía en la incertidumbre.
Era el hombre tratando de hacer justicia a su manera, ignorando que hay un
Dios de Justicia, un
Dios de Amor, que no se cansa de llamar.
De pronto, en medio de ese caos que iba en aumento, una insignificante molécula nos tomó por sorpresa, se abalanzó sobre nosotros, y nos dejó perplejos. No hace distinción de
estatus, raza, clase, linaje, sexo, color político o religión, todos somos igualmente vulnerables a su poder. No
hay manifestación pública, ni barricada que detenga su avance. Es el Coronavirus, o SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad llamada Covid-19, que ya cuenta con miles de muertos y contagiados
, cifras que día a día aumentan exponencialmente.
DIOS NO CAUSÓ ESTA PANDEMIA
Lo primero que hay que aclarar es que
Dios no provocó esta pandemia, porque la mayoría de los desastres que hemos enfrentado a través de la historia, han sido
consecuencia de la irresponsabilidad del hombre, que no ha sabido cuidar el planeta que habitamos.
La amenaza de Covid-19 había sido advertida muchos años atrás, y nadie hizo nada.
Dios no nos castiga, pero tampoco interviene para evitar que suframos las consecuencias de nuestras decisiones, pues cada consecuencia es una lección de la cual debemos aprender.
¿QUÉ MATA MÁS QUE COVID-19?
¿POR QUÉ DIOS PERMITE CATÁSTROFES COMO ÉSTA?
En las Escrituras leemos: "
dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. ..." (Ez 33:11)
Creo que Dios no impidió que se desatara esta pandemia para llamar nuestra atención, y hacernos ver nuestra pequeñez, porque
somos como la hierba que en un día crece, y luego se seca. El hombre se ha vuelto soberbio, y esta catástrofe
es una luz de advertencia para que recapacitemos, y
nos humillemos ante el Único que puede salvarnos, porque muchas veces
es a través de catástrofes como ésta que el hombre se acuerda que, más allá de la tierra, hay un Dios Todopoderoso que reina.
Además, pienso que Dios
nos está dando tiempo para que le busquemos a Él. La pregunta es, ¿cuánto del tiempo de encierro o cuarentena hemos dedicado a ver televisión o revisar redes sociales?
¿Podríamos dedicar parte de ese tiempo a leer la Biblia? Este es el momento para que nos sinceremos y
reconozcamos que no leemos la Palabra de Dios, no porque no podemos, sino porque no queremos.
PARA SER SALVOS ES NECESARIO TENER FE
AHORA ES EL TIEMPO
Dios
ha sido paciente, esperando que le busquemos, y no cabe dudas que, más temprano que tarde, dará al hombre la inspiración para que descubra la cura contra COVID-19, pero,
mientras haya tiempo para salvar nuestras almas, no impedirá que en lo sucesivo sigamos sufriendo las consecuencias de nuestras elecciones.
Dice la Palabra: "
Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones".
No desperdiciemos más el tiempo; seamos sabios, y escojamos vida para nosotros y para los que amamos.
Hoy es el día en que podemos salvar nuestras almas. ¡Vayamos a la Biblia;
busquemos a nuestro Salvador, llamemos a su puerta, y pidámosle que venga a rescatarnos!
"Buscad a Jehová mientras puede ser hallado,
Llamadle en tanto que está cercano.
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos,
Y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia,
Y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar".
Is 55:6-7
Siempre tengamos presente que Dios no está en cuarentena,
Él sigue en su trono reinando, así que
no permitamos que nuestro corazón se turbe, porque Él está en control de todo. Por lo demás, no debemos temer, pues, "
si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos" (Ro 14:8).
Y cuando oremos, no oremos sólo pidiendo que esta pandemia acabe, sino
pidamos que los muchos que han de ser salvos, de una vez por todas miren a Jesucristo, se arrepientan, y le busquen de corazón, para que sus almas sean rescatadas; a ver si, quizá, por fin se complete el número de los redimidos, de manera que el Señor regrese,
y la justicia, la paz y el amor reinen en la tierra para siempre.
"Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación".
Hab 3:17-19
Canción: "
Si se humilla mi Pueblo", Ministerio Atributos
* Todas las citas Bíblicas corresponden a la versión Reina Valera 1960