sábado, 6 de febrero de 2021

Las Credenciales del Mesías (Estudio del Evangelio según San Mateo I - Mt 1 a 4:1-11)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios que surgen respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)



DATOS GENERALES



Título del Libro: MATEO (Mt)
N° de Capítulos: 28
Autor : Mateo, Apóstol de Jesucristo
Fecha: Alrededor del 60 al 65 d.C
Clasificación: Primer libro de los denominados Evangelios (Los otros son los libros de MarcosLucas y Juan)
Tema: Vida del Hijo de Dios en la tierra, y cumplimiento de las Profecías Mesiánicas



INTRODUCCIÓN


El Nuevo Testamento contiene veintisiete libros; los primeros cuatro de ellos resumen la vida de Jesús en la tierra, y se les identifica como "los evangelios", pero sabemos que todos los libros del Nuevo Testamento están basados en el Evangelio de la salvación por la gracia de Dios.

Mateo es el primer Evangelio que aparece en la Biblia. No sólo eso, es el primer libro del Nuevo Testamento. Los estudiosos atribuyen esta posición, al hecho de que Mateo es el perfecto eslabón que une el Antiguo Testamento al Nuevo, ya que su autor se preocupa de resaltar, permanentemente, que muchos de los hechos relatados son el cumplimiento de profecías anunciadas en el Antiguo Testamento. Mateo es, además, el más conocido de los cuatro evangelios, quizá porque es el primero, o bien, porque es el que tiene más capítulos, por tanto, cuando leemos Mateo, tenemos un buen panorama general del ministerio del Hijo de Dios en la tierra; sin embargo, la tradición indica que el primer Evangelio en escribirse fue el de Marcos.

Mateo forma parte de los tres evangelios que se conocen con el nombre de sinópticos, porque siguen una línea muy similar en cuanto a su contenido. El más breve es el de Marcos, que probablemente sirvió como base a los otros dos. El tercero es el de Lucas. En tanto que, el Evangelio de Juan tiene su propia correlación y énfasis.

El nombre en hebreo de Mateo es Matityahu, que significa "don de Dios".

Mateo también era conocido con el nombre de Leví, y se unió a los discípulos de Jesús, tras ser llamado directamente por el Maestro. Hasta entonces, él se desempeñaba como publicano, es decir, prestaba servicios al imperio romano, recaudando impuestos para el César. Un publicano era considerado de lo peor entre los judíos, pues se les tildaba de traidores, ya que se enriquecían a costa de los de su propio pueblo, sirviendo a sus opresores. Sin embargo, cuando conoció a Jesús, no lo pensó dos veces, y de una vez y para siempre, abandonó su oficio y su vida de corrupción, para seguir al Señor.

En este Evangelio, su autor presenta las credenciales que certifican que Jesús es el Hijo de David, heredero al Trono eterno, conforme a las Escrituras. 


ESTUDIO


GENEALOGÍA DEL REY


Comienza este primer libro del Nuevo Testamento con la genealogía de los antepasados de Jesús, partiendo por Abraham, siguiendo con su hijo Isaac, luego, Jacob y su hijo Judá, pasando por todos los reyes del reino de Judá, hasta la deportación a Babilonia, y concluyendo en Jacob, padre de José, esposo de María, "de la cual nació Jesús, llamado el Cristo". Mateo, al final de este listado, hace la siguiente observación: "todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce". (1:1-17)

Con respecto a estos primeros versículos de este Evangelio, caben los siguientes comentarios: 

* No obstante que Mateo muestra a Jesús como descendiente del rey David, a través de su hijo el rey Salomón, algunos alegan inconsistencia en las Escrituras en cuanto al parentesco de Jesús con aquel a quien Jehová hizo la promesa de que el Mesías vendría de su linajeporque Jesús no fue engendrado por José, descendiente de David, sino por el Espíritu Santo. Por otra parte, si vamos al Evangelio de Lucas, nos encontramos con otra aparente contradicción en las Escrituras, pues, el evangelista dice que Jesús desciende de Natán, otro de los hijos de David. Con todo, Lucas tiene cuidado en aclarar que Jesús era "hijo, según se creía, de José...", para luego continuar con el detalle de la ascendencia de Jesús, hasta llegar a Adán, el primer hombre, a quien señala como "hijo de Dios".

Las genealogías descritas por Lucas y Mateo son correctas. Mateo pone énfasis en el linaje real de Jesús por medio de José, su padre adoptivo, pues, siendo Jesús adoptado como hijo legítimo por José, le correspondían todos los derechos legales de primogénito, incluido el linaje real que precedía a los antepasados de José, descendiente de David, padre de Salomón. Mientras que Lucas enfatiza la humanidad de Jesús, al enseñarnos la procedencia del Hijo del Hombre según la carne, a través de la genealogía de su madre biológica María, también descendiente de David, padre de Natán. Por tanto, ya sea que se tome la ascendencia de Jesús como hijo adoptivo de José, o como nacido de María, en ambos casos se cumple la promesa que YHWH hizo a David, de que de su descendencia nacería Aquél que le edificaría casa, cuyo trono sería eterno.

El énfasis que cada uno de los evangelistas quiso dar al describir la genealogía de Jesús, también se evidencia cuando señalan el punto de partida de esa genealogía: Mateo parte con el nombre de Abraham, el padre de la fe, a quien Jehová hizo las promesas, y no Adán, el primer ser humano creado del polvo de la tierracomo lo hizo Lucas. En otras palabras, Mateo desea llevar nuestra atención hacia Jesús, Hijo de Dios enviado para salvar a su pueblo por la fe, en tanto que Lucas nos hace mirar hacia Jesús, el Hijo del Hombre, ungido por Dios para morir por sus hermanos de carne y sangre. Jesús era un ser humano, nacido en un cuerpo terrenal como el de Adán, pero sin pecado, porque nació de la simiente de Dios. Jesús era Aquél en quien las promesas hechas a Abraham son sí y amén

** Otra aparente contradicción es que, dentro de la genealogía presentada por Mateo, se encuentra el nombre del rey Jeconías, último heredero de David en ejercer como rey de Judá legítimamente antes de la deportación a Babilonia, (el que lo sucedió en el trono fue su tío Sedequías, impuesto por el rey de Babilonia). El pecado de Jeconías fue tan grande, que YHWH dijo sobre él que "ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá" (Jer 22:30), sin embargo, Mateo lo menciona dentro de la genealogía de Jesús, el Rey de reyes. Pues bien, tanto esta profecía hecha contra Jeconías, como la profecía de Gn 49:10, que dice que "no será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh" se cumplen en Jesús, primero, porque Jesús no descendía de Jeconías según la carne; segundo, porque Jesús sí era descendiente de Judá según la carne, por medio de su madre María; y tercero, porque, como dijimos, los derechos hereditarios de José, que lo sitúan dentro del linaje de los reyes de Judá, pertenecían a Jesús como primer hijo legítimo, aunque no biológico, del esposo de María.

*** ¿Tiene el comentario de mateo, relativo a los tres grupos de catorce generaciones cada uno, entre que se hizo la promesa a Abraham hasta que nació el Mesías, un fin más profundo que un simple dato anecdótico? La experiencia nos dice que en las Escrituras nada está puesto por casualidad, y que Dios permitió que estuviera allí por algún motivo. Si multiplicamos el número de 14 generaciones por 3, nos da un total de 42 generaciones. (Como dato extra, agregaremos que desde Adán hasta el nacimiento del Mesías hay sesenta y dos generaciones). El número 42 encierra un misterio, porque aparece en otros textos bíblicos. Por ejemplo, en Ap 11:2 y 3 dice que el patio del templo fue entregado a los gentiles, quienes hollarán la ciudad santa por 42 meses; pero que el Señor dio a sus dos testigos 1260 días (es decir 42 meses o tres años y medio) para profetizar. En Ap 13:5, dice que el dragón dio autoridad a la bestia para actuar por 42 meses. En otra parte del libro de la revelación, Ap 12: 6, dice que la mujer que dio a luz al varón, al que el dragón escarlata quería devorar, huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para ser sustentada por 1260 días, (es decir 42 meses ó 3 años y medio, los que, creemos, no serían meses como los conocemos, pues para Dios un día es como mil años...). La mujer perseguida es Israel; primero como el Israel terrenal, el de las doce tribus, que dio a luz al Salvador, pero luego de la resurrección del Mesías, como el Israel de la fe, la congregación de los santos, que peregrina por el desierto hasta que reciba la tierra por herencia, conforme a la bendición hecha al patriarca Abraham, el padre de la fe. Por tanto, entre la promesa y el nacimiento del Mesías está el número 42 (seis veces siete generaciones); y entre el nacimiento del Mesías y el regreso de éste en gloria y majestad, vuelve a aparecer el número 42. Quizás en ese juego de números se encuentra el misterio de la profecía de Daniel. No es mi intención, por ahora, comenzar a elaborar una teoría sobre el tema; sólo me limito a poner el tema en relieve.


CONCEPCIÓN DEL HIJO DE DIOS


Mateo nos relata la concepción de Jesús de la siguiente manera: "Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo". Cuando José se enteró de esto, quiso romper el compromiso, pero un ángel se le apareció en sueños, y le dijo que no temiera recibirla como esposa, pues el Hijo que estaba en su vientre era del Espíritu Santo, y que debía llamar su nombre "Yeshua" (Jesús en español), que significa "Salvador", porque él salvaría a su pueblo de sus pecados. Entonces, Mateo destaca que "todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros". En consecuencia, José tomó a María como esposa, pero no consumó su matrimonio, sino hasta después que María dio a luz al Hijo de Dios. (1:18-25)

* En Lc 1:26-35 se relata cómo fue el momento en que el ángel Gabriel, enviado por Dios, fue hasta María, que vivía en Nazaret, ciudad de Galilea, para comunicarle que ella había hallado gracia ante los ojos de Jehová para concebir en su vientre un Hijo, al cual pondría por nombre Jesús, quien sería llamado Hijo del Altísimo, y al que Dios daría el trono de David, para que reinase sobre la casa de Jacob para siempre (Is 9:7). María le preguntó cómo podría suceder eso, pues ella era virgen. El ángel Gabriel le respondió que el Espíritu Santo vendría sobre ella, y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra, por lo cual el Hijo sería llamado Hijo de Dios.

** La religión católica niega que María haya consumado su matrimonio con su esposo José, y declaran a "María siempre virgen", lo que contradice la versión original de este evangelio, donde leemos que María se unió a su esposo carnalmente después que nació el Hijo (Mt 1:25). Es extraño que traten de defender la virginidad de María como si fuera pecado que se hubiera unido sexualmente a su marido legítimo, obedeciendo, por lo demás, el mandamiento que dice que el hombre "se unirá a su mujer, y serán una sola carne", o el que manda a Adán y Eva a fructificar, multiplicarse y llenar la tierra. La relación sexual entre marido y mujer no es pecado y, de hecho, el Apóstol Pablo se refiere al tema y, dice a las parejas de casados que no se nieguen el uno al otro, y que cumplan con sus deberes conyugales mutuamente, y está hablando de la intimidad sexual. Lo que es pecado es la fornicación, es decir, relaciones sexuales fuera del vínculo marital.

Vemos en acción las siguientes profecías
  • Gn 3:15 , La simiente de la mujer, el Hijo del Hombre que hirió a Satanás en la cabeza, viene al mundo;
  • Is 7:14: El Mesías no sería concebido de simiente humana, sino del Espíritu Santo en una mujer virgen. 
  • 2 Sa 7:12; 1R 8:25; 2 Cr 6:16; 1 Cr 17:11-15: El Mesías vendría del linaje del rey David, y sería conocido como el Hijo de Dios 
  • Gn 49:8-12: El Mesías vendría de la tribu de Judá, y procedería del linaje de los reyes. 
  • Is 9:6-7Dn 2:44: El reinado del Mesías será eterno. 
  • Sal 130:8: El Salvador redimiría de sus pecados a Israel. 

NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS


Mateo cuenta que, cuando nació Jesús en Belén, vinieron desde el oriente unos hombres sabios, que buscaban al rey de los judíos que había nacido, pues lo habían visto en sus estrellas, y querían adorarle. Cuando el rey Herodes se enteró que buscaban al pequeño rey de los judíos se turbó, y reunió a los sacerdotes y escribas para consultarles qué decían las Escrituras sobre el nacimiento del Cristo, y citaron Mi 5:2, que dice: "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel". Herodes habló con los magos, con el fin de indagar más sobre la estrella, y los envió a Belén, diciéndoles que, a su regreso, pasaran por palacio para informar al rey, de modo que él pudiera ir también a adorarle. Siguiendo la estrella, los magos continuaron su viaje hasta que vieron que ésta se detuvo en una vivienda, donde encontraron a María con el niño, y le adoraron, y abrieron sus tesoros, ofreciéndole presentes: oro, incienso y mirra. A su regreso, no volvieron a Herodes, pues, siendo advertidos en sueños que no lo hicieran, tomaron otro camino. (2:1-12)

* El rey Herodes aquí mencionado sería el conocido como Herodes el Grande; un judío practicante, pero de origen árabe. La Historia indica que él gobernaba Judea cuando nació Cristo, pero aquí hay una contradicción en cuanto a las fechas, pues, Herodes el Grande habría muerto en el año 4 a.C. Hay dos posibilidades: o no es Herodes el Grande, sino su hijo Herodes Arquelao, quien gobernó Judea entre el año 4 a.C. y 6 d.C., lo que descartamos de inmediato, porque, cuando José retorna de Egipto, siendo Jesús un niño, el que gobierna es precisamente Arquelao, como sucesor del Herodes que quería matar a recién nacido rey de los judíos, lo que se confirma más adelante en el mismo relato de Mateo; o bien, el tiempo que se toma como el año 1 de la era cristiana no es el correcto. También descartamos a Herodes Antipas, pues éste no fue gobernante de Judea.

Herodes Arquelao y Herodes Antipas eran ambos hijos de Herodes el Grande. Al morir Herodes el Grande, Arquelao asumió el gobierno de Judea, Samaria e Idumea; y el segundo, el gobierno de Galilea y Perea.

Efectivamente, ahora se sabe que Dionisio el Exiguo, en el año 525 d.C. tuvo la misión de establecer el año de nacimiento de Jesús como el año "1" ("Anno Domini" - año del Señor, en latín), pero cometió un error de entre cuatro a siete años, al datar el período de reinado de Herodes el Grande, estimando erradamente, en consecuencia, el nacimiento de Jesús en el año 753 a.u.c., cuando debió ser por el año 746 a.u.c. (a.u.c.: Ab Urbe Condita, que se refiere a la Fundación de la Ciudad de Roma, en latín, es una de las formas antiguas usadas para contar los años). Por lo tanto, se estima que la fecha del nacimiento de Jesús sería unos seis años antes de lo que se conoce como año 1. Herodes el Grande habría muerto pocos años después del nacimiento de Jesús. Este error nos lleva a afirmar, por raro que suene, que la verdadera fecha de nacimiento de Jesús sería alrededor del año 6 ó 7 a.C.

** Sólo en este evangelio se menciona a estos hombres sabios que venían del oriente, siguiendo una estrella que les señalaría dónde había nacido el nuevo rey de los judíos. Además, Mateo nunca dice que esos magos eran reyes, ni dice cuántos eran, ni mucho menos especifica sus nombres. Por tanto, todo lo que sabemos de ellos fuera de los mencionado por el autor de este evangelio, no son sino invenciones que se han ido transmitiendo por tradición, de generación en generación.

MATANZA DE LOS NIÑOS


Cuando Herodes supo que había sido burlado por los magos, y ante la amenaza que implicaba a su reinado este pequeño recién nacido, dio orden de matar a todo niño menor de dos años nacido en Belén y alrededores. Pero un ángel advirtió a José con el fin de que tomara al niño y la madre, y los llevara a Egipto, y permanecieran en ese lugar hasta después de la muerte del rey. Todo esto ocurrió, dice Mateo, para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta Oseas: "De Egipto llamé a mi Hijo". También la matanza significó el cumplimiento de las palabras de Jeremías, cuando dijo: "Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron." Cuando murió Herodes el Grande, un ángel apareció a José en sueños, y le dijo que volviera a tierra de Israel, porque ya no estaban los que procuraban matar al niño. Al saber que Arquelao gobernaba Judea en lugar de su padre, José siguió su camino a Galilea, según le fue revelado en sueños, y habitó en Nazareth "para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno." (2:13-23)

* Raquel era la esposa de Jacob, madre de José y Benjamín, dos de los hijos del patriarca. Se le toma como referencia materna para el remanente que quedó en Jerusalén, pues en la población remanente en Judea muchos eran benjaminitas, es decir, descendientes del hijo menor de Raquel, la tribu que permaneció leal al reino de Judá, cuando Israel fue dividido en dos reinos: Israel al norte, con trono en Samaria, constituido por diez de las doce tribus; y Judá, con trono en Jerusalén, constituida por Judá y Benjamín, más los levitas que habitaban en sus territoriosAdemás, los restos de Raquel fueron enterrados, precisamente, "en el camino de Efrata, la cual es Belén" (Gn 35:19). 

** La palabra "rama", "vástago" o "renuevo" en hebreo es "Netzer", de donde viene el término "nazareno". En hebrero Nazaret es Natzeret, y nazareno es "natzri". En Isaías 11:1, la palabra hebrea que se traduce como "brote" o "vástago" es "netzer". Por tanto, los estudiosos creen que Mateo estaría haciendo alusión a esta profecía de Isaías, así como a las que hablan del renuevo proveniente de David. (Jer 23:5; 33:15; Zac 3:8; 6:12; Esd 3:8)

Profecías en cumplimiento:
  • Is 9:6-7: Nace el Mesías prometido, cuyo nombre es Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz
  • Os 11:1: El Hijo de Dios fue traído desde Egipto. 
  • Dn 11:44: Las noticias de que había nacido el rey de los judíos, traída por los sabios de oriente, atemorizaron a Herodes el Grande. 
  • Ap 12:4-5: Satanás intenta matar al Mesías, por medio de Herodes el Grande. 
  • Jer 31:15: Matanza de niños descendientes de Raquel.

    JUAN BAUTISTA


    En seguida, Mateo cambia de escenario, y nos lleva unos treinta años más adelante en el tiempo, hasta Juan Bautista predicando en el desierto de Judea, y llamando al arrepentimiento: "porque el reino de los cielos se ha acercado". El escritor nos dice que "Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dijo: voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas" (Is 40:3). El profeta usaba un vestido de pelo de camello, y un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre (3:1-4).

    *El evangelio de Marcos inicia con el ministerio del profeta Juan Bautista, diciendo que éste había venido en cumplimiento de las profecías (de Malaquías e Isaías), que decían: "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí."; "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios". En cuanto a Jesús, Marcos nos muestra al Señor iniciando su ministerio con un llamado a Israel a arrepentirse y a creer, en los mismos términos que Juan lo hizo. Sus palabras fueron: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio". 

    ** Charles Spurgeon, el pastor bautista reformado inglés, decía que la fe y el arrepentimiento son inseparables, y tenía razón. No basta con creer, porque, como dijo Santiago, "también los demonios creen, y tiemblan", pero no les sirve para salvación. Lamentablemente, así como los demonios creen en Dios, y temen, dentro de la iglesia hay muchos que aseguran ser salvos, porque creen en Dios, pero como no se han arrepentido de sus obras, continúan estando del lado de aquellos de los cuales habló Jesús, diciendo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos". No pocos versículos en las Escrituras nos llaman al arrepentimiento para salvación.

    *** La descripción de la vestimenta de Juan es coincidente con la vestimenta del profeta Elías. Probablemente esta referencia se hace aquí para hacer ver que, como Jesús dijo, Juan era el Elías que había de venir.

    Juan bautizaba en el río Jordán a todos los que llegaban confesando sus pecados. También los fariseos y saduceos llegaban, pero él los reprendía diciéndoles que eran una generación de víboras, y los llamaba a hacer frutos dignos de arrepentimiento. El profeta les recriminaba el que se creyeran especiales, porque eran hijos de Abraham, siendo que Dios podía levantar hijos a Abraham incluso de las piedras. Les dijo que el bautismo que él practicaba era en agua para arrepentimiento, pero que después de él, vendría uno más poderoso que él, quien bautizaría en Espíritu Santo y fuego. Aquel que venía estaba listo para recoger su trigo en su granero, y echar la paja al fuego que no se apaga. (3:5-12)

    * Muchísimos pueblos descienden de Abraham, pero la salvación es sólo para la descendencia de Isaac, y ni siquiera se es salvo por venir según la sangre de Isaac, sino por nacer a una nueva vida espiritual por la fe en Jesucristo, la simiente de Isaac. De Abraham nacieron muchos pueblos que se sienten orgullosos de ser descendientes del patriarca, y creen que irán al cielo sólo por ser "hijos de Abraham". Recordemos que su primer hijo Ismael también tuvo hijos que son descendientes de Abraham según la carne. Además, Abraham, después de la muerte de Sara, tomó otra mujer por esposa, y tuvo muchos hijos con ella también. Lamentablemente para todos esos orgullosos hijos de Abraham, la salvación no es según la carne, ni siquiera es para todos los descendientes de Isaac o Israel, sino para los que tienen la fe de Abraham, por medio del Hijo de Dios, y no es que la palabra de Dios haya mentido, o se haya equivocado, siempre la salvación fue para los que tuvieran la fe de Abraham: "Abraham creyó y le fue contado por justicia" (Gn 15:6); "en tu simiente [Jesússerán benditas todas las naciones, por cuanto obedeciste a mi voz" (Gn 22:18).

    ** Los fariseos y saduceos eran dos grupos políticos y religiosos israelitas, que dominaban en Israel en el tiempo de Jesús. Los fariseos creían en la resurrección, mientras que los saduceos la negaban. Ambos grupos eran poderosos, y muy rígidos en su observancia de la ley mosaica, tanto, que agregaron cientos de nuevos preceptos a la ley, a fin de evitar pecar en lo más mínimo, distorsionando totalmente su sentido más profundo (motivo por el cual muchos se refieren a ellos como "sectas"). Se creían muy puros, pero, como dijo el Señor, no eran más que sepulcros blanqueados, llenos de huesos putrefactos en su interior.

    *** El bautismo en Espíritu Santo lo recibimos por la fe en el Hijo de Dios, cuando confesamos con nuestra boca que Jesucristo es el Señor, y creemos que Dios lo levantó de entre los muertos (Ro 10:9-10). El bautizo en agua simboliza la limpieza de nuestra conciencia, y el genuino deseo de mantener esa conciencia libre de contaminación, por eso se llama "bautizo en agua para arrepentimiento", simbolizándose la purificación de todo nuestro ser en la inmersión. Pero sólo cuando ese arrepentimiento es verdadero, la regeneración por medio del Espíritu Santo es posible, de lo contrario, podemos sumergirnos en agua mil veces, pero ninguna transformación se habrá producido. Una vez que el Espíritu Santo hace su morada en el creyente, permanece para siempre. Él es el sello, la garantía, de que somos salvos de la ira de Dios, y que viviremos eternamente en la tierra nueva, junto a nuestro Señor.

     
    Jehová dijo a través del profeta Zacarías: "meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro". También por medio de Malaquías, Jehová habló de fuego purificador: "¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia". El Apóstol Pedro también se refiere al tema, diciendo: "aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo". Jesús dijo que él es la vid verdadera, y el Padre, el labrador, quien quitará toda rama que no lleve fruto en la vid, y las ramas que lleven fruto, las podará para que den más frutoDios disciplina a todo el que recibe por hijo, mas, los que son ejercitados en la disciplina de Dios, son fortalecidos en fe, y aprenden a confiar, ya no en sus propias fuerzas, sino en el Dios Todopoderoso, a través de Jesucristo, en quien descansan nuestras almas.

    BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN


    Llegó el día del bautismo en agua de Jesús, pero Juan se sentía incómodo de bautizar al justo Hijo de Dios, mas Jesús insistió en que lo hiciera, pues era necesario cumplir todo lo establecido. En cuanto salió del agua, los cielos fueron abiertos, y el Espíritu de Dios descendió como paloma sobre Él, y se oyó una voz que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia". (Mt 3:13-17)

    * Creo que podemos entender la incomodidad que sintió Juan de bautizar al Ungido de Dios, sabiendo que en Él no había pecado, pero Jesús insistió en ser bautizado, porque si no lo hubiera hecho, hubiese desobedecido el mandato que Juan recibió del cielo, de bautizar a los judíos en agua para arrepentimiento. Jesús no vivía al margen de las leyes terrenales, y muchos menos dejaría de observar un mandato dado por Dios. Es más, Jesús enseñó la necesidad de cumplir con las leyes de los hombres, y servir a Dios al mismo tiempo. Él no se excluía de pagar impuestos, por ejemplo, como lo veremos en el relato de Mt 17:24-27. Los apóstoles de Jesús enseñan a los creyentes a someterse a toda institución y autoridad, pagando tributos, respetando las leyes, y siendo excelente en toda obra, respetando las jefaturas aun cuando se trate de personas difíciles de soportar. Ser hijo de Dios conlleva gran responsabilidad y, si es necesario padecer, soportamos con mansedumbre, a fin de que Dios sea glorificado en todo lo que hacemos.

    Profecías en cumplimiento:
    • Is 40:3Mal 3:1: Venida de Juan Bautista, antes que el Mesías, para preparar camino al Señor.
    • Mal 4:5: Juan era el profeta Elías, enviado antes de la venida del Señor.
    • Is 42:1-16: Jesús era el siervo de Jehová en quien se complacía. Aquél que venía a establecer justicia en la tierra, y alumbraría el camino al cielo.


    SATANÁS TIENTA A JESÚS


    Luego de su bautizo en el Jordán, Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu Santo, para ser tentado por el diablo. Llevaba cuarenta días y cuarenta noches de ayuno, y tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan", pero Jesús le respondió citando las Escrituras que dicen que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Dt 8:3). Luego, el diablo lo llevó al pináculo del templo, y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti,  y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra". Mas Jesús volvió a citar las Escrituras, diciendo: "Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios". Finalmente, Satanás tentó a Jesús mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y diciendo: "Todo esto te daré, si postrado me adorares". Pero Jesús, citando nuevamente las Escrituras, le respondió: "Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás". Entonces, el diablo lo dejó, y ángeles vinieron hasta Jesús para servirle. (4:1-11)

    * Jesús salió de Dios, pero, como dice la epístola a los Filipenses, Él se despojó de su divinidad para hacerse un ser humano como todos nosotros

    Jesús es llamado el segundo Adán, pero a diferencia del primer hombre, Satanás no pudo corromper la voluntad de Jesús, quien perseveró hasta cumplir todo aquello para lo cual fue enviado. La férrea obediencia de Jesús al Padre fue la principal derrota de Satanás, pues esa firmeza hizo imposible que la muerte pudiera retenerlo, porque no había pecado en Él, y el pecado es el que lleva a la muerte.

    ** El Apóstol Juan, en su primera epístola, nos dio un nuevo mandamiento: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Jn 2:15-16). Pues, observemos que Satanás tentó, precisamente, en esas áreas al Hijo de Dios: primero, los deseos de la carne. La tendencia del ser humano caído es procurar para sí mismo todo lo que su carne desea, (somos intrínsecamente egoístas). Sin dudas, si Jesús hubiese querido transformar piedras en pan, lo hubiese podido hacer, tan fácilmente como de cinco panes alimentó a una multitud, pero Él debía cumplir su ayuno hasta el final. Luego, Satanás lo puso a prueba a través de los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, mostrándole todos los reinos de la tierra y su esplendor, ofreciéndole dominio sobre ellos a cambio de adorarle a él, pero Jesús, lleno del Espíritu Santo, no podía ser confundido con esas cosas. Pero no sólo lo tentó con lo que entra por los sentidos, sino también quiso probarlo en su esencia, al introducir cada tentación cuestionando su origen divino: "si eres el Hijo de Dios...", quizá esperando despertar en Jesús algún sentimiento de orgullo que le impulsara a querer demostrar, con alguna manifestación extraordinaria, quién era; pero el Hijo de Dios era incorruptible, porque estaba lleno del Espíritu de Dios, y la mansedumbre y humildad fueron su sello durante toda su vida terrenal. Si Satanás hubiera conseguido que cayera en una sola de estas tentaciones, el plan de redención habría fracasado, porque cada una de ella pretendía que Jesús, igual que Adán, desobedeciera la voluntad del Padre.