sábado, 29 de octubre de 2016

Los Hijos de Dios


"Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, 
les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios."
(Juan 1:12 NTV)


Es muy común oír decir que todos somos hijos de Dios, pero no es lo que leemos en la Biblia. Todos somos criaturas de Dios, pero aquel que cree en Dios el Padre, pero no en el Hijo, no puede llamarse hijo de Dios. Sólo quienes creemos que Jesús es el Ungido enviado por Jehová para redimirnos de la esclavitud de las tinieblas, y trasladarnos a Su Reino, recibimos ese derecho; y Dios nos da testimonio de que somos sus hijos al enviar Su Espíritu Santo a morar en nuestros corazones

Para ser llamado hijo de Dios es necesario nacer espiritualmente: "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios" (1 Jn 5:1). Todos somos pecadores desde el momento en que fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre, porque provenimos de simiente humana contaminada del pecado de Adán. En otras palabras, nacemos muertos a la verdadera vida. Para renacer sin pecado, debemos invocar el nombre de Jesucristo, para que nos limpie de pecado con su sangre, y nos dé nueva vida en el espíritu. Cuando rendimos nuestra vida a Jesucristo, estamos muriendo a nuestra naturaleza pecaminosa, y por fe, renaciendo como hijo de Dios.


FALSOS CRISTIANOS


Los falsos cristianos son aquellos que, creyendo ser salvos, no hacen la voluntad de Diosevidenciando así que el Espíritu Santo no ha venido a ese corazón, porque cuando el Espíritu Santo hace morada en un creyente, éste comienza a dar fruto de Santidad. Es el Apóstol Juan quien nos dice  que "En esto se revelan los hijos de Dios y los hijos del diablo: Todo aquel que no practica justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano. Porque este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros." (1 Jn 3:10-11); "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanosEl que no ama permanece en muerte." (Jn 3:14 RVA2015).

Un verdadero cristiano no es el que nunca comete pecado, sino aquél que, cuando cae en tentación, se siente sucio, y se arrepiente. Todos los días nos equivocamos, pero no es menos cierto que, mientras más conocemos a nuestro Salvador, más poderosos somos para vencer la naturaleza pecaminosa que yace en los miembros de nuestro cuerpo, además, el pecado ya no tiene poder sobre nuestra voluntad. El apóstol Juan nos dijo que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, porque "la simiente de Dios permanece en él, y no puede seguir pecando" (1 Jn 3:9)Además, "Aquél que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca" (1 Jn 5:18).


"Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos.
Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 
Por lo cual,
¡Salgan de en medio de ellos, y apártense! dice el Señor.
No toquen lo impuro, y yo los recibiré,
y seré para ustedes Padre, 
y ustedes me serán hijos e hijas,
dice el Señor Todopoderoso."
(2 Co 16-18 RVA 2015)




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miércoles, 12 de octubre de 2016

El Evangelio de la Prosperidad

LA VERDAD ESPIRITUAL TRAS LA HISTORIA


Mientras avanzaba en el estudio del libro de Ezequiel, me detuve en el capítulo 13, dedicado a los profetas que no anunciaban la verdad, y decían al pueblo sólo palabras que la gente quería oír, haciendo que se desviaran del Camino de Dios; pecado por el cual el Señor los condenó. Sin dudas, esta profecía tuvo ya su cumplimiento en los falsos profetas que predicaban mentiras a los reyes de Judá, y fueron castigados cuando el Rey de Babilonia arrasó en Jerusalén, y llevó cautivos a la tierra de los caldeos a miles de israelitas. Sin embargo, no debemos quedarnos ahí. Todo lo acontecido a Israel durante su historia, encierra un mensaje espiritual para los creyentes de ayer, hoy y siempre.

¿Cuántos falsos profetas hay hoy en la televisión, o en los púlpitos de todo el mundo, que enseñan un evangelio tergiversado; que acomodan las Escrituras para que parezca que basta con decir "Creo en Jesucristo" para ser salvos, pero que no profundizan en el verdadero arrepentimiento, en el quebrantamiento del ser, ni tampoco en qué significa reconocer a Cristo como Señor? (digo "reconocer", porque se usa mucho decir "hacer a Jesús mi Señor", pero no está correcto, pues, quien lo hizo Señor de Señores fue Jehová. Jesús es Señor por la palabra Soberana de Dios).


EL EVANGELIO LIGHT


El evangelio conocido como "evangelio de la prosperidad" es una versión "light" del Evangelio de la Verdad. Toman las palabras del Apóstol Pablo, que dijo que "por fe somos salvos, no por obras", para justificar que se puede seguir llevando la misma vida. Dicen: "como la salvación es por fe, no por obras, y ya somos salvos por decir que creemos en Jesucristo, lo que hagamos o seamos de aquí en adelante no cuenta, porque Dios sabe que somos imperfectos". Sin embargo, el mensaje de Pablo es que, si dependiera de lo que nosotros hacemos solamente, y no de la gracia de Dios, nunca podríamos alcanzar la salvación. Fue por esto que, en su infinita misericordia, El Señor hizo un nuevo Pacto que dice que basta con confesar que Jesús es el Señor (es decir, que aceptamos someternos a su autoridad), y creer que Dios le resucitó, para ser salvos. Él perdona todos nuestros pecados desde ese momento hacia atrás, y un nuevo espíritu nos es dado, el cual nos reviste de poder para vencer el mal que mora en nuestra carne, y nos capacita para comenzar a hacer obras piadosas, porque lo cierto es que la fe sin obras está muerta (Stg 2:14-26)

Ese falso evangelio es lo más parecido a la nueva era. Toma pasajes de la Biblia y los acomoda para que calcen con la ley de la atracción (que tiene como base que lo que creemos, sea bueno o malo, es lo que tenemos; o lo que hablamos se convierte en realidad). Lo que más me apena, es que hay muchos cristianos que enseñan este evangelio, porque así les fue enseñado a ellos, y lo hacen con un corazón noble, pero engañado. Mientras más profundizo en las Escrituras, más me convenzo que Dios, siendo Soberano y amoroso, no nos pondría trampas como una ley de la atracción, por medio de la cual obtienes lo que crees, sea bueno o sea malo. Ése no es el Evangelio de Jesucristo.

Me atrevo a decir que el evangelio de la prosperidad es uno de los que más daño ha hecho al cristianismo, y uno de los que más apostasía ha provocado, porque muchos llegan a él poniendo sus esperanzas en tener todo, porque creen que en lo terrenal está la felicidad plena; y dicen: "Dios nos ama tanto que sólo quiere que seamos felices, y obtengamos todo lo que deseamos", y "todo", no excluye los deseos de la carne, los deseos de los ojos, o la vanagloria de la vida, es decir, cosas del mundo, que no provienen de Dios (1 Jn 2:15-17). 

En vez de poner su fe en Dios, la ponen en su propio poder mental, y tristemente, se agotan "creyendo para tener", y luchan por "no sentir temor", porque podrían obtener lo que temen, y hablan de "pensar positivo", etc. Lamentablemente, dado que no siempre logran lo que esperan, sólo consiguen frustrarse, o sienten culpa, porque si no consiguieron lo que esperaban, piensan que le fallaron a Dios porque "no creyeron positivo", o peor aún, dejan de creer en la existencia de Dios, y culpan a la Biblia de ser una ilusión solamente, siendo que lo único falso era el evangelio tergiversado que aprendieron.

La promesa bíblica es que prosperaremos en este mundo, en la medida que prospera nuestra alma

Jesús dijo, (y ésta es una verdad de la cual puedo dar testimonio personal):

"No os afanéis, pues, diciendo: 
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
(...)Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia
y todas estas cosas os serán añadidas"
Mt 6:31, 33RVR60


EL OBJETIVO DE DIOS ES NUESTRA SANTIFICACIÓN


Tener fe es saber que Dios es Soberano y que confiamos en que Él está a cargo de todo, pues, nunca permitirá que nos suceda nada que no sea para nuestro crecimiento. Si andamos en Sus caminos seremos prosperados y grandemente bendecidos, porque sus mandatos son el plan perfecto para que no caigamos en terreno de Satanás, que anda como león rugiente buscando a quién devorar

Si nos equivocamos, o si personas de nuestro entorno eligen caminos errados, que nos pudieran arrastrar junto a ellos al desastre, Él revertirá todo para que se convierta en una bendición para nosotros sus hijos. Asimismo, si pecamos y nos arrepentimos de corazón, Él es generoso para perdonarnos, pero si el pecado trae consecuencias, las tendremos que asumir.

Y si es necesario, con el fin de que seamos fortalecidos espiritualmente, y crezcamos en fe y paciencia, el Señor permitirá que pasemos por pruebas y tribulaciones, pero no debemos asustarnos, sino enfrentar cada situación perseverando en oración, y convencidos de que, sea lo que sea, Él es soberano y sabe por qué está permitiendo que tengamos que atravesar por aquello. Su objetivo no es que suframos, sino que maduremos espiritualmente, nos fortalezcamos y logremos desarrollar los frutos de nuestra santificación.


LA CONDENA DE LOS FALSOS PROFETAS


Veamos qué dice el libro de Ezequiel, que me inspiró a escribir esta entrada, y cómo se aplica a quienes enseñan un evangelio mutilado y acomodado para atraer personas, con el único fin de conseguir ofrendas que llenen sus bolsillos (La Palabra de las Escrituras está en rojo y cursiva; mi intervención, está en negro, entre brackets): 

 ¡Ay de los profetas insensatos que andan tras su propio espíritu, y que nada han visto! (...) Ustedes no han subido a las brechas ni han levantado un muro alrededor de la casa de Israel, de modo que pueda prevalecer en la batalla en el día del SEÑOR’ [no han enseñado la correcta palabra que permita fortalecer al creyente para enfrentar la guerra espiritual]. Ellos [los profetas]  ven vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: ‘Así dice el SEÑOR’, pero el SEÑOR no los ha enviado. ¡Con todo, esperan que él confirme las palabras de ellos! (...) Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios, porque han hablado vanidad y han visto mentira [Interpretan la Palabra inspirada por Dios, acomodándola para que hable de los derechos, pero no de las obligaciones del creyente]; por eso, he aquí yo estoy contra ustedes, dice el SEÑOR Dios . Mi mano estará contra los profetas que ven vanidad [se centran en los deseos de la carne y dejan en segundo plano las necesidades del espíritu], y adivinan mentira.(...) No serán inscritos en el registro de la casa de Israel ni volverán al suelo de Israel.

(...)Ustedes me han profanado entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan [se construyen imperios religiosos con las ofrendas], dando muerte a las personas que no debían morir, y dando vida a las personas que no debían vivir, mediante el mentir a mi pueblo que escucha la mentira’ [hacen que se pierdan almas sedientas de oír la Palabra, y las atraen con esta especie de ofertones de derechos de los creyentes, y omiten las partes del Evangelio que hablan del esfuerzo que debe hacer un cristiano].(...) Por cuanto en vano han causado dolor al corazón del justo, al cual yo no causé dolor [lo asustan diciendo que obtendrán lo que temen, lo cual es contrario a la promesa de Jehová que dice que el justo obtendrá lo que desea, pero el impío lo que teme Pr 10:24], y han fortalecido las manos del pecador para no apartarlo de su mal camino a fin de librar su vida [Muchos, cuyo pecado es la lujuria y ambición, son fortalecidos en su pecado al mostrarles un evangelio tergiversado que les promete obtener todo lo que desean]. (...) Yo libraré a mi pueblo de sus manos. Y sabrán que yo soy el SEÑOR’”. (Ez 13:1-23 RVA 2015)


A DIOS NADIE LO ENGAÑA



Para concluir, hay que decir que, estos falsos profetas, que se muestran piadosos ante una humanidad hambrienta de saciar su apetito espiritual, obtendrán su paga, porque aunque engañan a multitudes, no engañan al Señor. Jesús dijo: 


"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 
Muchos me dirán en aquel día: 
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, 
y en tu nombre echamos fuera demonios, 
y en tu nombre hicimos muchos milagros? 
Y entonces les declararé: 
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" 
(Mt 7:21-23 RVR60)


EL QUE TENGA OÍDOS PARA OÍR, QUE OIGA...