jueves, 8 de junio de 2017

Protegidos contra Satanás (La Armadura del Creyente)

SALVOS, PERO AÚN EN ESTE MUNDO


Renacer espiritualmente es el paso más importante en la vida de cualquier ser humano. Su condición como ser viviente pasa de absoluta pérdida a absoluta ganancia; es sacado del dominio de las tinieblas y llevado a la potestad de la luz de Jehová. Si bien seguimos dentro de estos cuerpos, y viviendo en este mundo, nuestra ciudadanía cambia, porque ya no somos del mundo, sino del reino de los cielos, y ahora nuestro Señor y Padre es Jehová, por medio de su Hijo Jesucristo, quien dio su vida para que nosotros pudiéramos vivir.

Como hemos estudiado, el pecado ya no tiene poder sobre nosotros, porque está en nosotros el poder para dominarlo, pero esto no quiere decir que no vamos a tener aflicciones en nuestra vida, sin embargo, así como Jesús venció al mundo, también nosotros, que hemos recibido su Espíritu, lo hemos vencido.


SATANÁS NO TIENE PODER SOBRE LOS RENACIDOS


Aunque Satanás ya no tiene poder sobre un hombre renacido, sí puede zarandearnos. 

Jehová es el Todopoderoso, y nada escapa de su control. Todo lo que el Padre quiere para sus hijos es para el bien de ellos. Él permite incluso que atravesemos por experiencias desagradables, a fin de que crezcamos espiritualmente, de modo que, primero, aprendamos que Él es soberano y, segundo, para que nos habituemos a depositar nuestra fe en Su poder, y no en el mundo. 

Como vemos en la historia de Job, Satanás sólo pudo arremeter contra Job cuando Dios se lo permitió, pero la arremetida de Satanás tenía un límite: él no podía tomar su vida. (Job 1:6-12)

En una ocasión, Jesús dijo a Pedro que Satanás lo había pedido para zarandearlo como a trigo, y agregó que había orado por él, para que su fe no faltara (Lc 22:31-34). Entendemos que Pedro fue atacado por Satanás cuando, por miedo, cayó en la tentación de negar tres veces que conocía a Jesús, poco después del arresto del Maestro. La culpa, y el dolor fueron desgarradores para este hombre que había prometido hasta dar su vida por Él.

Satanás no descansa, y ahora anda como león rugiente buscando a quien devorar, sabiendo que le queda poco tiempo, mas nosotros podemos detenerlo. Dios ha puesto a nuestra disposición la armadura con la cual resistirlo, pero debemos aprender a usarla.


LA ARMADURA ESPIRITUAL


El apóstol Pablo nos reveló que nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales, y nos llamó a vestir la armadura del creyente, por medio de la cual protegernos y defendernos.

A continuación, detallo cada elemento con los cuales debemos vestirnos todos los días:

El cinturón de la Verdad


Pablo nos llamó a ceñir nuestros lomos con la verdad; en otras palabras, usar la verdad como un cinturón, con el que todo queda sujeto a ella y por ella.

Cuando Jesús dijo a Pilatos que había venido para dar testimonio de la verdad, Pilatos preguntó. "¿Qué es la verdad?".  Es una pregunta con una respuesta compleja, porque todo el mundo pretende responderla según sus personales puntos de vista, pero nosotros nos vamos a remitir a las Escrituras:

Lo primero que diremos es que Jesús es la Verdad, y lo creemos porque él lo dijo. En todo su andar, Jesús demostró que no había en él nada falso, ni engañoso. Nunca negó quién era, ni de dónde venía, ni quién lo había enviado, ni lo que habría de padecer. Todo cuanto dijo fue la verdad, porque fue enviado a dar testimonio de la Verdad.


Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: 
Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
(..) Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
(Jn 8:31-32,36)

Dando cumplimiento a la promesa de que Él mismo vendría a redimirnos, el Dios Altísimo se reveló por medio del Hijo, a fin de enseñarnos que la salvación es por fe, y que en Jesús se cumplían todas las profecías que hablaban de la salvación: Que era necesario que el Hijo del Hombre fuera entregado en manos de hombres pecadores, que fuera crucificado, y resucitara al tercer día para entrar en su gloria, y que en ese milagro arrastraría hacia él a todo el que creyera estas maravillas, liberándonos de la esclavitud del pecado, por medio del cual Satanás gobierna al mundo.

La libertad a que hemos sido llamados no significa libertinajeDurante su permanencia en la tierra, Jesús, que es la Verdad encarnada, dio ejemplo de un andar irreprensible, haciendo la Voluntad del Padre, cumpliendo con el propósito para el cual fue enviado. Es ése el ejemplo que debemos imitar; dicho de otra forma, usar el cinturón de la Verdad es andar como Cristo anduvo.

El Apóstol Pablo da un buen resumen de cómo es andar como Cristo: 


"Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, 
de entrañable misericordia
de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia
soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros 
si alguno tuviere queja contra otro. 
De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 
Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, 
a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor 
con salmos e himnos y cánticos espirituales. 
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, 
hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús
dando gracias a Dios Padre por medio de él."
Col 3:12-17 RVR60


La Coraza de Justicia


Ésta es la segunda pieza de la armadura que nombra el Apóstol. Deberíamos preguntarnos entonces ¿Qué es la justicia? 

En las Escrituras, se habla de justicia como sinónimo de lo que es correcto, de rectitud, equidad y/o piedad.

El hombre justo es aquel que se apega a los mandamientos de Dios, y procura apartarse de lo mundano. El hombre justo, entre otras acciones virtuosas, se esfuerza por resistir las tentaciones (Stg 1:12-15); ayuda al necesitado (Stg 1:27; 2:14-16); logra templar sus emociones, poniéndolas bajo control, y es tardo para airarse (Stg 1:19-20); no sólo conoce la palabra, sino que la pone por obra (Stg 1:21-25); ama al prójimo como a sí mismo, sin hacer discriminación (Stg 2:1-9); controla lo que habla, y usa la voz sólo para decir lo bueno (Stg 3:2-12); no se deja llevar por los deseos de los ojos, de la carne, o la vanagloria de la vida, sino se esfuerza por proveer para el espíritu (1 Jn 2:15-16; Stg 3:13-18; 4:1-10); actúa con mansedumbre y humildad (Fil 2:3-8); reconoce la soberanía de Dios en su vida (Stg 4:13-17; Mt 11:29); no juzga a su hermano (Stg 4:11-12); vive cada día velando, como si ese día fuera el día en que el Señor hará su retorno (Stg 5:7-8); y cualquier dificultad o aflicción las pone en manos del Señor, por medio de la oración (Stg 5:11-20).

Parece que nunca fuéramos a ser capaces de alcanzar dicha perfección, pero no estamos solos en este esfuerzo. La voluntad de Dios es nuestra santificación, y está listo para ayudar a quien lo requiera. Basta que reconozcamos cuáles son nuestras falencias, las llevemos a su presencia y oremos pidiendo sabiduría para cambiarlas


Calzados los pies con el apresto del Evangelio de la Paz


Muchos relacionan esta expresión con el hecho de predicar el evangelio, pero personalmente creo que se refiere a pararnos firmes sobre una superficie segura. La palabra "apresto" quiere decir "prepararse" o "disponer las cosas para un fin". ¿Qué podría darnos más paz que saber que estamos cimentados en un fundamento sólido y verdadero?

El calzado que usaban los soldados romanos en la época en que Pablo escribió esta carta, estaba  reforzado con clavos de metal en la suela, lo que no sólo permitía dar una mejor tracción al pisar, impidiendo al soldado resbalar, sino que también podía ser usado como una posible arma en mitad de la batalla.

Después que Jesús hubo predicado el sermón del monte (Mt 5, 6 y 7), donde nos da lecciones de cómo vivir en justicia, dijo: "Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida. Aunque llueva a cántaros y suban las aguas de la inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendrá abajo porque está construida sobre un lecho de roca. (Mt 7:24-25 NTV).

Si ponemos como fundamento de nuestras vidas el Evangelio de la paz, no tropezaremos, no caeremos, y podremos aprender, enseñar, reprender, corregir e instruir en la justicia.


El Escudo de la Fe


El escudo de la fe es el que nos ayudará a apagar todos los dardos de fuego del maligno, dice Pablo. 

La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (He 11:1) 

Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe. Un verdadero creyente vive en paz y gozo, porque sabe que Dios existe, aunque no lo pueda ver; y que Jesucristo vino para morir por nosotros y, aunque no lo podemos ver, sabemos que él vive, y vela por nosotros. 

La fe es saber que todo obra para bien para los que aman a Dios, y que el verdadero amor echa fuera el temor. Aunque a veces no entendamos los padecimientos por los que estemos atravesando, sabemos que Dios está obrando para nuestro bien, y que tiene un propósito que trasciende nuestra vida terrenal. La fe es saber que el Señor siempre hace todo perfecto, y que no se equivoca.

Por la fe creemos que las Escrituras fueron inspiradas por Él, y todo lo que en ellas hay es la Verdad y carece de errores. Que es perfecta, porque su autor es perfecto. En consecuencia, tenemos convicción de que cada promesa, cada profecía, cada maldición expresada en la Palabra de Dios se han cumplido, se cumplen y se cumplirán tal y cómo han sido escritas.

Por fe somos salvos. Si no creyéramos que Jesús es el Hijo de Dios, que vino a morir, como un cordero de expiación, para pagar en su carne, con el derramamiento de su sangre, toda la deuda por nuestros pecados, una vez y para siempre, no seríamos recibidos en el reino de los cielos, y seguiríamos viviendo bajo el poder de Satanás. Pero nosotros ahora somos de Dios, y todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe" (1Jn 5:4,5)

Y si nos falta fe, oremos pidiendo al Señor que aumente nuestra fe, como lo hicieron sus discípulos.


El Yelmo de la Salvación


Es absurdo pensar que el Apóstol, al hablar del yelmo de la salvación, estaba haciendo un llamado a ser salvos. En esta epístola, Pablo se está dirigiendo a personas que ya son salvas: la iglesia en Éfeso. Lo que el Apóstol está queriendo decir es que, habiendo recibido el Espíritu, debemos perseverar, alentándonos unos a otros hasta el final, olvidando ciertamente lo que queda atráspuestos nuestros ojos, no en lo que nos rodea, sino en lo que está por delante, y proseguir a la meta, cimentados en la esperanza de lo que viene con nuestra salvación en Cristo. Entre tantas otras promesas, las siguientes:
  • Que nosotros no padeceremos la ira de Dios, porque ya Cristo bebió esa copa por nosotros en la cruz.
  • Que al recibir el derecho de ser hechos hijos de Dios, también nos convertimos en herederos y coherederos con Cristo, y tendremos parte con Él en su gloria. (Ro 8:14-18; 1 P 1:4)
  • Que Dios es soberano, y nada puede interferir en sus planes para nuestro crecimiento y perfeccionamiento, y  que Él dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, con el fin de transformarnos según la imagen de Jesús. (Fil 1:6; Jd 1:24;Ro 8:28-31)
  • Que nadie puede condenar a los escogidos de Dios, porque Jesús mismo, que está a la diestra de Dios Padre, intercede por nosotros. (Ro 8:32-34)
  • Que nadie podrá apartarnos del amor de Cristo, ni tribulación, ni angustia, ni persecución, ni hambre, ni peligro, o violencia, ni indigencia, porque ante todas estas cosas, somos más que vencedores. (Ro 8:35-36)
  • Que podemos estar seguros que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Ro 8:37-39)
  • Que Jesús volverá en gloria y majestad a buscar a su iglesia, y seremos arrebatados a los cielos en un abrir y cerrar de ojos. (1 Tes 4:16-17)
  • Que nuestros cuerpos también serán redimidos al final, en la resurrección para vida eterna. (Ro 8:11-13; 1 Co 15:22-23, 50-53)
  • Que cuando sean revelados los hijos de Dios, la creación será también liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. (Ro 8:19-23)
  • Que reinaremos con Cristo (2 Tim 2:12; Ap 5:10; 3:21)


La Espada del Espíritu, (que es la Palabra de Dios)


La Palabra de Dios está llena de vida. Por medio de ella Dios creó el universo y todo lo que hay en él. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 

Cuando Jesús fue tentado por Satanás en el desierto, Él usó la espada del Espíritu para contraatacar. Esto es, citó las Escrituras para redargüir los argumentos que Satanás usó para tentarlo. Y ¿Por qué pudo hacerlo? Porque conocía la Palabra.

Mientras sigamos pensando que leer la Biblia es una pérdida de tiempo, que basta con lo que oímos en la iglesia, si es que estamos congregados, o nos conformamos con lo poco que sabemos, estaremos dejando zonas vulnerables, las cuales, con toda seguridad, Satanás atacará. Tener conocimiento no es sólo es una potente defensa, sino también una potente arma contra las estrategias del diablo.

La Palabra de Dios podríamos compararla con un río de agua pura que, cuando entra y fluye a través de nosotros, es imposible detenerlo, y llena todos los rincones por donde va, arrastrando y limpiando a su paso toda la suciedad, y dejando en su lugar luz y vida. El autor de Hebreos la describe así: "la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón." (He 4:12 NVI)

Sin conocimiento de la Palabra es difícil desarrollar fe, y prácticamente imposible crecer espiritualmente.

Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo,
y no vuelven allá sin regar antes la tierra
    y hacerla fecundar y germinar 
para que dé semilla al que siembra y pan al que come,
así es también la palabra que sale de mi boca:
    No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo
    y cumplirá con mis propósitos.
(Is 55:10-11 NVI)



La Oración


Luego de describir la armadura de Dios, Pablo nos llamó a orar en todo tiempo con toda súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia.

Antes de que Jesús dijera que el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil, había dicho "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (Mt 26:41).

Cuando renacemos espiritualmente, nuestra carne quiere seguir mandando, pero ahora hay quien la detiene: la presencia de Dios en nosotros. Con la llegada del Espíritu, en nuestro interior se inicia una batalla que se librará hasta que nuestros cuerpos sean redimidos: el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,  y la fórmula para no caer en tentación es orar y velar constantemente.

Gracias a nuestro Padre, por medio de Jesucristo, porque Él nos envió al Ayudador para vencer los deseos de la carne, de los ojos, y de la vanagloria de la vida, pero debemos estar dispuestos a colaborar y, debemos orar para que nuestras faltas se nos hagan evidentes, y pedir de manera específica por lo que deseamos cambiar en nosotros, porque de ese modo, el Espíritu sabe que estamos depositando nuestras carnalidades sobre el altar para hacerlas morir.

Además de orar para cambiar todo lo que nos impide avanzar hacia la perfección de Cristo, también debemos orar por quienes nos rodean, por nuestras familias, por los necesitados, por los débiles, por nuestros amigos y también por nuestros enemigos, por nuestras autoridades, por los que están bajo nuestra autoridad, por todo lo que vive en este mundo y que necesita ser restaurado; resumiendo, debemos orar por todo y en todo momento, con acción de gracias.

A fin de que el Padre nos oiga y pueda responder a todas nuestras peticiones, éste es el mandamiento que debemos cumplir. Jesús dijo :


"Este es mi mandamiento: 
Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
(...) os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, 
y vuestro fruto permanezca
para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
Esto os mando: Que os améis unos a otros."
Jn 15:12, 16-17 RVR60



CONCLUYENDO, diremos que la mejor defensa contra las asechanzas de Satanás es llevar una vida de rectitud y fe, puestos nuestros ojos en la gloria que nos espera, porque mientras más nos parecemos a Jesús, más poderosos somos contra el adversario.




miércoles, 12 de abril de 2017

Fuego Purificador

BAUTIZO EN ESPÍRITU SANTO Y FUEGO


Hay una frase de Juan Bautista que ha dado para diversas conclusiones: refiriéndose a Jesucristo, él dijo "Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, (...), es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mt 3:11 RVR60).

He oído a sabios pastores decir que el fuego se refiere al que vendrá al final de los tiempos, cuando Jesús queme la paja, en fuego que nunca se apagará, queriendo decir que los que no entren en su Reino, irán al fuego eterno.

Por otra parte, las Escrituras dicen que la Palabra de Dios es como fuego y como martillo que quebranta la piedra. Luego de estudiar en profundidad muchos pasajes bíblicoss, creo que el bautismo en fuego se refiere, más bien, a las experiencias o pruebas que Dios permite que enfrentemos, con el fin de enseñarnos a andar en sus caminos y para ejercitar y fortalecer nuestra fe.

EL BAUTISMO PARA SALVACIÓN


Juan bautizaba en agua para arrepentimiento, a fin de preparar a Israel para recibir a su Mesías. Incluso ahora, el bautismo en agua es un rito simbólico para testimoniar que el que se bautiza ha reconocido que ha llevado una vida de pecado, y ha decidido enmendar sus caminos, y está dispuesto a someterse al Señorío de Jesucristo. Cuando el arrepentimiento es verdadero, podemos confiar que en ese acto, hemos sido lavados de nuestro pecado por la expiación que Jesús llevó a cabo al derramar su sangre en la cruz. Luego, por la fe, recibimos el bautismo del Espíritu Santo, que es cuando renacemos espiritualmente. A partir de esa gloriosa recreación, Jesús inicia en nuestro interior la tarea de transformarnos a su imagen, quitando todo lo que estorba a nuestra nueva vida espiritual, moldeando día a día nuestro espíritu, para que la luz de nuestro nuevo nacimiento sea evidente en medio de las tinieblas que dominan al mundo. Así, el fuego inicia su obra purificadora.


SOMETIDOS AL CRISOL


Para Jehová, sus hijos somos como un metal precioso. El pueblo de Israel estaba llamado a edificar la casa de Dios, pero se rebeló, desechando el pacto que tenía con el Creador, y terminaron siendo arrasados por sus enemigos. Fue entonces que, llorando, el profeta Jeremías dijo: 


¡Cómo se ha ennegrecido el oro!
¡Cómo el buen oro ha perdido su brillo!
Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.
Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro,
¡Cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero!
(Lam 4:1-2)


Después que Israel recibió las consecuencias de su pecado, Jehová prometió:

"meteré en el fuego a la tercera parte, 
y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro
El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: 
Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios
(Zac 13:9 RVR60)

Y sobre el Mesías prometido, dicen las Escrituras:

"Él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.
Y se sentará para afinar y limpiar la plata
(...) los afinará como a oro y como a plata
y traerán a Jehová ofrenda en justicia.
(Mal 3:2, 3)

Pedro, escribiendo a los hijos del nuevo pacto, también habla del fuego purificador, diciendo: 

"ahora por un poco de tiempo, si es necesario, 
tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
para que sometida a prueba vuestra fe, 
mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo
(1P 1:6-7 RVR60)


NO TEMAMOS AL FUEGO PURIFICADOR


El fuego purificador no es para castigar al creyente renacido, sino para moldearlo y fortalecerlo espiritualmente, y para que adquiera el hábito de descansar en el Señor.

La historia del libro de Daniel, que habla sobre los tres príncipes hebreos que fueron echados al horno por negarse a adorar la imagen de oro del rey de Babilonia, nos muestra cómo un creyente de verdad nunca está solo durante las pruebasLa historia dice que, al saber el castigo que les esperaba, estos tres jóvenes dijeron: "nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará". Cuando los ataron y echaron dentro del horno, el rey se percató de que en vez de tres había cuatro varones dentro, y el cuarto tenía el aspecto "semejante a hijo de los dioses". Al sacar a los tres hombres del horno, todos se conmovieron al ver que "el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían". El rey babilonio estaba sorprendido, pues reconoció que el Dios de Israel envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él. 

Esta historia no sólo ilustra el resultado de una fe inconmovible; también nos muestra que el Señor está con nosotros en medio del fuego abrasador de las pruebas, fortaleciéndonos.


DESCANSAR EN CRISTO


Cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, somos uno con ÉlYa nada podrá separarnos de Él, por lo cual, debemos confiar que en cada prueba, aunque no lo vemos, Él está con nosotros: "... estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos" (2Co 4:7-9 RVR60)

De tanto en tanto, los creyentes nos vemos enfrentados a ciertas situaciones que ponen a prueba nuestra fe. Mientras más embates resista, el verdadero hijo de Dios más fortalecido será, hasta que llegue el momento en que nada implicará una amenaza para su paz, pues las pruebas lo han ejercitado en la fe, y le han enseñado a comprender el profundo significado de morar bajo la sombra del Omnipotente.

A veces, las tentaciones traen como consecuencia que tengamos que ser sometidos a disciplina, pero no debemos desfallecer, pues  todo lo que sucede al creyente renacido, le guste o no, es por su bienEl apóstol Santiago dijo que tengamos por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de nuestra fe produce paciencia. A esto debemos agregar que nada escapa del control soberano de Dios, y si Él permite las pruebas es con el único fin de perfeccionar a los que heredaremos la tierra.  ¡Qué bueno será, cuando llegue el momento de dejar este mundo, y podamos decir con satisfacción: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe"!. (2 Tim 4:7 RVR60)

En medio del fuego purificador, esforcémonos por poner en práctica las palabras del querido Apóstol Pablo, que dicen: pero , 

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!
Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. 
El Señor está cerca.
Por nada estéis afanosos, 
sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios 
en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, 
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Fil 4:4-7 (RVR1960)




jueves, 12 de enero de 2017

¿Es Jesús Dios encarnado?



Para arribar a una conclusión sobre esta gran pregunta, vamos a ignorar los argumentos religiosos que se han traspasado repetidamente de una a otra generación, y basaremos nuestra investigación remitiéndonos exclusivamente a la Palabra de Dios. 

(Todas las citas bíblicas son extraídas de la versión Reina Valera 1960)

EL NOMBRE DEL HIJO UNIGÉNITO


Cuando el ángel Gabriel anunció a María que tendría un hijo del Espíritu Santo, le dijo que lo llamara Jesús (Yeshua, en hebreo), "porque Él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1:21 RVR60). Así se cumpliría la profecía de Isaías que dice: "He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel", que significa: "Dios con nosotros" (Is 7:14 RVR60)

El nombre del Hijo de Dios en hebreo es Yehoshua, que contraído queda en Yeshua, la forma cariñosa o familiar con que se llamaba al niño concebido en María. Jesús es la forma en que fue traducido al español el nombre que previamente había sido traducido del hebreo al griego (idioma en que está escrito el Nuevo Testamento). Los judíos cristianos siempre alzan la voz cuando se refieren a lo que ellos consideran una transgresión, cual es traducir un nombre propio, que en idioma hebreo tiene tanta fuerza: Yehoshua (o Yeshua) significa "Dios salva" [YHWH salva]

El profeta Isaías nos ilumina con otros nombres dado a este Salvador que nacería de la mujer virgen:

"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, 
y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre 
Admirable, Consejero, Dios FuertePadre Eterno, Príncipe de Paz.
(Is 9:6)

En relación a estos nombres, sabemos que antes de encarnar, Jesús era una divinidad, por las palabras de Pablo que dicen: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse..." (Fil 2:5-7), con lo cual podemos entender que el profeta lo llame "Dios Fuerte"; pero en el versículo citado, Isaías llamó al Hijo "Padre Eterno"... cabe preguntarse: ¿Es el Hijo el Padre también?


EL BRAZO EXTENDIDO DE DIOS


En las Escrituras, vemos que cada vez que Jehová requería realizar cualquier obra (guiar, conquistar, disciplinar, etc), lo hacía por medio de un hombre escogido por Él, el cual hacía las veces del brazo extendido de Dios. Un ejemplo es Josué, cuyo nombre en hebreo es "Yehoshua", igual que el nombre de nuestro Redentor, porque era Dios salvando por medio de ese hombre escogido, y guiando a su pueblo a la tierra prometida de Canaán. Él no era Dios, pero era su ungido para llevar a cabo la misión. (Ver estudio de Novaluz sobre el libro de Josué)

Por medio de Ezequiel, Dios dice: "Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros" (Ez 20:33)

Asimismo, el profeta Miqueas dice que "Jehová reinará sobre ellos [sobre Israel la nación e Israel la iglesiaen el monte de Sion desde ahora y para siempre". (Mi 4:7). 

El Monte de Sion es una referencia a Jesucristo. Consecuentemente, podemos decir que Jehová reina por medio del Hijo, que es su brazo extendido. Pero, en definitiva, ¿significa esto que Jehová reina por medio del Hijo, o es Él mismo quien reina extendido desde el cielo? La Gloria del Señor no puede ser contenida en la tierra, y Dios no abandonará el cielo para venir hasta acá, pero sí puede extenderse, y lo hace, como la flama de un candil encendido que puede encender otros candiles sin atenuar su luz. Él puede iluminar todo desde su trono celestial, y Jesús es esa luz, la gloria de Jehová en la tierra.

El Salmo 45:6, cuando habla del Hijo, dice: 


"tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre;
Cetro de justicia es el cetro de tu reino."


En la carta a los Corintios, Pablo escribe: "Luego el fin, cuando [Jesús] entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él [Jesús] reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. (...) Pero luego que todas las cosas le estén sujetas [a Cristo], entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas [es decir, a Jehová], para que Dios sea todo en todos." (1 Co 15:24-25, 28)

No obstante apreciar en el pasaje anterior que el Hijo y el Padre son distintos, pues el Hijo deberá sujetarse al Padre, quizás lo que está diciendo es que deberá volver a ser parte del Padre, como lo era antes de encarnar. Recordemos que Jesús mismo dice que Él volverá al Padre. Poco antes de ser arrestado, Jesús oró con estas palabras:


Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, 
con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese
Jn 17:5


EL PASTOR QUE GUÍA A LAS OVEJAS


Jehová es mi pastor; nada me faltará. 
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Sal 23:1-2

Yo [Jesús] soy el buen pastor
y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 
 Jn 10:14

¿Cuántos pastores tenemos?, David nos dijo que Jehová es el Pastor, pero después Jesús dijo que Él es el Pastor... 

Isaías dice que Jehová vendrá con poder, y su brazo señoreará y apacentará a sus ovejas. Sin dudas, este versículo está hablando de Jesús, enviado a las ovejas descarriadas de Israel, (aunque no venía exclusivamente a esas ovejas que, dicho sea de paso, el Padre le dio, sino también a otras ovejas de otro redil, refiriéndose a los que no eran judíos, los que también serían llamados al Reino de Dios).

"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, 
ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, 
y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos."
(Jn 10:27-30)

EL QUE ES DESDE EL PRINCIPIO


"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios. 
Todas las cosas por él fueron hechas
y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 
(...)aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros 
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), 
lleno de gracia y de verdad."
Jn 1:1-3, 14

¿De quién está hablando Juan?... de Jesús, el Verbo de Dios (o la Palabra de Dios), y dicen estos versículos que el Verbo era Dios, y aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros...

El Verbo que era con Dios es también por medio de quien todo fue hecho. Estamos hablando del origen de todo lo que conocemos y lo que no podemos ver:

"Porque en él [Jesucristo] fueron creadas todas las cosas, 
las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él. 
él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten" 
Col 1:16-17

Jesús no sólo desciende, según la carne, del rey David, sino que también es su raíz, es decir, es antes que David:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. 
Yo soy la raíz y el linaje de David, 
la estrella resplandeciente de la mañana. 
Ap 22:16

Como tampoco procede de Abraham, sino que es también antes que él:

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo:
 Antes que Abraham fuese, yo soy
Jn 8:58

Podemos ver que Jesús no fue creado, es decir, su vida no partió desde el momento en que fue concebido en el vientre de María, sino que siempre ha estado; así como tampoco muere, pues vive para siempre. 


JESÚS Y EL PODER DIVINO


Hay dos episodios protagonizados por Jesús, que prácticamente todo el mundo conoce: aquél en que camina sobre el agua, y el otro, cuando reprende a la tempestad y ésta se calma.  Lo cierto es que no es sólo una historia más de la Biblia. Es la manifestación de la deidad de Jesús, pues en los salmos, y en el libro de Job, vemos que ambas acciones son características que el Creador posee:

Oh Jehová, Dios de los ejércitos,
¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová,
Y tu fidelidad te rodea.
Tú tienes dominio sobre la braveza del mar;
Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
Sal 89:8-9

Él solo [Jehová] extendió los cielos,
anda sobre las olas del mar
Job 9:8


LA DEIDAD ENCARNADA 


Cuando Isaías profetiza la venida del Mesías, precedido por Juan Bautista para que preparara el camino, dice:


Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá
porque la boca de Jehová ha hablado. 
Is 40:5

Luego dice:
Vosotros sois mis testigos, dice Jehová,
y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, 
y entendáis que yo mismo soy
antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. 
Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve
Is 43:10-11


En el libro de Zacarías, Jehová habla en primera persona, dentro de un mismo contexto, sin hacer diferencia,  como el Padre y como el Hijo. Pero aquello que es más contundente aún, dice que Jehová se levantó de su santa morada... ¿para hacerse carne?: 

 "he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová."
(...) "se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, 
y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; 
y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti"
(...) "Calle toda carne delante de Jehová
porque él se ha levantado de su santa morada"
(Zac 2:10-11,13)

Durante el último encuentro de Jesús con sus apóstoles, Felipe le pidió que le mostrara al Padre, y Jesús le respondió de una manera estremecedora: 

¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? 
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; 
¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 
Jn 14:8-9


LO QUE DICEN LOS APÓSTOLES



en él [Jesús] habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
Col 2:9

...sabemos que el Hijo de Dios ha venido, 
y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; 
y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. 
Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.
1 Jn 5:20

...de quienes son los patriarcas, 
y de los cuales, según la carne, vino Cristo, 
el cual es Dios sobre todas las cosas, 
bendito por los siglos. Amén.
Ro 9:5



UN PODEROSO ARGUMENTO


 "Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: 
Yo soy el primero, y yo soy el postrero
y fuera de mí no hay Dios."
Is 44:6


En el primer capítulo del primer libro de la Biblia, esto es el Génesis, y en el último capítulo del último libro de la Biblia, esto es el Apocalipsis, (debido al argumento que sigue, más sentido me hace decirlo de esta manera: en "el principio y el fin de la Biblia", o "en el primero y el último capítulo de la Biblia"), encontramos algunas claves que nos conducirán a una respuesta definitiva.

La versión original en hebreo de las primeras palabras del libro de Génesis dicen así: "Bereshít bará Elohím "álef-tav" hashamáyim veet haáretz", lo que literalmente se traduciría como: "En el principio Elohim [Dios] Alef-Tav creó los cielos y la tierra." (Gn 1:1)

Alef es la primera letra del alfabeto hebreo, y Tav es la última. Cuando se traducen estas letras del hebreo al griego en las Escrituras, lo hacen como la primera y última letra del alfabeto griego: "alfa" y "omega".

Desconozco por qué esas primeras palabras del Génesis no fueron traducidas del hebreo literalmente, pero una traducción sugerida podría haber sido: "En el principio Dios, que es el Alfa y la Omega, creó los cielos y la tierra"...

¿Qué importancia tiene el que se traduzcan literalmente esas dos letras?

En el último capítulo del Apocalipsis está la respuesta. Allí Jesucristo dice: 

"He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, 
para recompensar a cada uno según sea su obra.
Yo soy el Alfa y la Omega
el principio y el fin, el primero y el último."
(Ap 22:12-13)



De acuerdo a lo estudiado, y sin contradecir en ninguna de sus partes las Escrituras, puedo decir que toda la evidencia confirma que Jesucristo no sólo es el Hijo de Dios, sino también es el Padre Eterno